Hay un mundo de encanto, de íntima fantasía, donde nunca anochece ni se mueren las rosas; mundo que no depende de la tecnología, y donde las amantes son a la vez esposas.
Fluyen claros los ríos, y germina la tierra sin que rasgue su entraña la reja del arado; el viento desconoce el estruendo de la guerra, porque es ahora poeta quien antes fue soldado.
Y los tiernos amores, como las flores, nacen fecundos y espontáneos en campos y senderos; el instinto en las fieras se pacifica, y yacen en la misma guarida leones y corderos.
Pero existe otro mundo de envidia y de recelo, que hace al hombre una fiera que devora a su hermano; en que las gentes tienen un pedazo de hielo donde vibrar debiera su corazón humano.
Mundo de divisiones, de lujos y pobreza, de inútiles pigmeos con aires de gigantes; de absurdos violadores de la Naturaleza, con hacha arboricida, mentes intolerantes.
Yo he visto esos dos mundos, fantástico y real, podría, si quisiera, pertenecer a aquél, viviendo en la caricia de un sol primaveral, pero me quedo en éste...porque tú estás en él.
Hay un mundo de encanto, de íntima fantasía, donde nunca anochece ni se mueren las rosas; mundo que no depende de la tecnología, y donde las amantes son a la vez esposas.
Vino primero tenue y acarició su pelo, nube de mariposas rozando sus mejillas; era el beso de un ángel flotando en las orillas de sus ojos azules con reflejos de cielo.