Era mucho más fácil
Lo más fácil era soltarlo todo
y echar a volar,
sin avisos, sin maletas, sin sombrero,
sin alas, sin hambre de carnicero.
Era marcharse a cualquier otro lugar
inevitablemente dentro de este sitio.
Era respirar lo ansiado con dificultad,
respirar la atmósfera, quemar los segundos
de ingravidez sin paracaídas,
cayendo vacilante.
Lo fácil era subirse a un avión,
despegar, y decir:
- Ya hemos llegado
- Ya estamos aquí
- Lo hemos conseguido
Pero no sería cierto.
Nada más bajar del avión nos buscarían
las partes de metal, nos contarían
los dineros de las carteras; antes de estar
nos preguntaron si éramos terroristas,
si queríamos atravesar la frontera
como quien la desangra, y la deja
muerta y sin enterrar.
Estando allí no habíamos dejado atrás
ningún lugar del pasado, aquí,
perseguidos, conseguidos, ubicados,
registrados pese a las inclemencias del tiempo,
pese al acento soviético de la azafata
o la merluza congelada del almuercito.
Habría sido mucho más fácil
salir a la puerta de casa,
recoger el correo, pedir un taxi
y pedirle de rodillas, con un cheque firmado:
- Hágame el favor
de sacarnos de este vertedero.
Entonces, el taxista, habría mirado
la sensatez de mis palabras y las flores de tu vestido
y sin pensarlo demasiado, habría atravesado el mundo
por la autopista más larga del destino.
Volar con queroseno está sobrevalorado,
las nubes, desde arriba, pierden el valor de su secreto
y al caer es menos.
Lo más fácil era volar, me dijiste,
mientras pagabas los billetes con tus piernas.
Sobre tus frágiles rodillas, lo más fácil
era volar. Y ahora caemos en picado
al abismo de lo mismo. Después de todo
no somos tan distintos, tan únicos.
Hemos venido a volar
y aquí guardan la peor parte
del espejismo.
1. Una vez me enamoré
1. 1. No hablaba mi idioma
1. 2. Decidí callar
1. 3. Ahora la amo entre mis dedos
1. 4. Sus ojos son de primavera
Si no te quise mañana,
por qué iba a quererte hoy, así,
como te querré en épocas pasadas.
Los planetas no se alinean
con las salamandras,
hojas secas se visten de guerras
bajo esta suela descalza.
Quizás, quizás, quizás...
las alas blancas
sólo eran blancas con sol de cara,
ni siquiera alas de esperanza.
La negra sombra de un águila.
Hasta mi nombre,
todos votan al invento
de la propaganda,
un desfalco a la carta.
Ni los sabios son inmunes a la ignorancia
ebria en dirección contraria.
No es para tanto
aceptar la muerte.
Para tanto es morirse
tan joven,
morirse antes de tiempo.
Lo peor es morir
antes de saber
que no se sobrevive
sin dinero. No aquí.
Uno se siente, a veces
como un envoltorio de aire;
como si la fragilidad de un globo
durase una vida consciente.
Entonces, uno trata de no respirar
demasiado fuerte;
entonces uno teme y tiembla
cuando sopla recuerdos ausentes.
Las estrellas esperan la luna
para lucir sus vestidos de noche
como la luz espera tu sonrisa
para iluminar los corazones.
Las dunas viajan de arena
cubriendo y descubriendo valles
como tus dedos viajan de seda
tapando y destapando huracanes.
En sus pupilas negras
bailan las luciérnagas
cuando se enamoran.
Así nacen las estrellas.
Así, cuando se acercan,
late ignífera la aurora.
Así se apaga una vela.
Así, cuando se alejan,
olvida su olor la rosa.