I
Sé que lloraré cuando te vayas,
durante meses,
un torrente
por los ojos.
Si es pronto,
la juventud
me aplastará
como a una mosca
veraniega.
Si es paciente,
tu abrazo será cada vez más débil,
más inmenso.
II
Por los ojos,
como un niño
de capricho,
incapaz de oponerse a la naturaleza
armado sólo
con una manzana de noche,
temblorosa
como un patio de invierno.
Llueve en primavera,
sol
de invierno
cae como hojas,
horas
como despierto
sobre un calendario que penetra
como las grietas
de un beso
sin retorno.
III
Infancia como
un pasillo largo
de sonrisas
y limonero,
qué alto está
¡y no mengua!,
el niño,
y alcanza
el vértigo.
Y tú, ancla
de sueños.
Sé que lloraré cuando te vayas,
durante siglos,
porque
eres sonrisa,
regazo,
eres mis páginas
como un niño.