Nadie vendrá a salvarnos.
Ninguna esfinge nos dirá si hemos acertado
antes de afilar su ingenio.
Los corruptos no comparten método
ni criterio con los justos.
No reparten tampoco el triunfo
que a los propios es ajeno.
Al primer cuarto del veintiuno
España es un atraco de cien años,
a merced del préstamo usurero
al amparo del político-esperpento.
Alternancia de los chupópteros nacionales,
simultáneo pillaje de regionales y alcaldes;
los clanes, las tramas, los reales;
las casas, desahucios, los crespones.
Nadie vendrá a salvarnos.
La justicia peca en los pecados mayores;
dispone apenas de las minutas
del ladrón a su alcance.
La mentira normaliza en las portadas
que la verdad llega siempre tarde.
Juego de niños: chivato culpable.
Sentencia austera si el fiscal se atreve
a dudar de los fundadores
a manos llenas tras el acorde.
No vendrá a salvarnos
ni el rubor de los corderos
ni el rugir de los militares.
También podemos subir al monte,
cultivarnos como quien se hace el valiente,
a esperar, otra vez, que la historia entierre
lo que el miedo a tiempo no juzgue.
Era mucho más fácil
Lo más fácil era soltarlo todo
y echar a volar,
sin avisos, sin maletas, sin sombrero,
sin alas, sin hambre de carnicero.
Era marcharse a cualquier otro lugar
inevitablemente dentro de este sitio.
El sol de la timidez
me lame la nuca,
eriza las ideas
en atascado fluir del verbo,
lengua sin idioma,
paladar sin verso.
¿A qué sabe un poema?
¿De qué color son los sueños?
Blanco, amarillo, violeta
amargo, si no es compartido.
Cuando se agota la paciencia,
siempre cae de ningún lado esta guerra.
Yo también quiero un jardín jugando
a las muñecas, una casa de madera limpia,
de aire fresco y ventanas de seda.
Escondite es búsqueda.
Búsqueda de la inadvertencia
ante semejante lluvia.
Caen planetas como ídolos
sobre charcos ocultando grúas.
El compromiso es para los suicidas.
Las grandes creaciones cuestan la vida
porque valen la existencia y la intriga.
¿Está usted loco?
Loco está usted, loco,
usted está usted,
y yo no le digo nada.
Quien diga lo contrario loco
miente usted, está usted,
usted está y yo soy el loco.
Para estar hay que creer.
¿Loco? Espere usted.
Dame un minuto por favor.
Me gustaría hablar
en este aciago día
sobre la...
sobre la paz en el mundo:
Aprovecho esta...
a ver si me dejan.
Transcurrir en banquete o hambruna,
vida
requerida, dulce, insatisfactoria,
limitada a intermitencias
como lo está una cucharilla:
liviana, ligera
sólo contiene lo que no rebosa,
agujero en potencia.
No puedo quitarme,
no puedo sacar de mi cabeza
la memoria flácida y marmórea carne
más allá de esta frontera epidérmica
que una viva imagen de muerte ignora.