Hay quienes cobran la baja
mientras trabajan,
y quienes trabajan
pero nunca cobrarán paro.
Hay quienes se dan de alta
y no trabajan
y quienes son pobres y/o trabajan
y/o como esclavos
y/o sin contrato.
Política de empleo
sin empleados:
política de intermediario.
No hay dinero para ideas-migaja,
pero cada mes se descorcha una tarta
de cincuenta pisos
cimentada en facturas falsas.
Allí anidan los buitres de corbata,
allá donde mil bocados no destacan.
Hay quienes trabajan toda su vida
pero no gastan: ahorran, guardan
para los hijos de los hijos.
Hay quienes gastan lo que no ganan
porque antes se derrocha lo inmerecido.
¿Qué “empresario” contrata una semana al año?
¿Cuántos enchufados maman de un autónomo?
El que más rápido gana
más invierte en abogados;
el que más pronto pierde
más impuestos le ha costado.
Hay quienes muerden día tras días
y ocultan los dientes dorados
entre los cómplices de su mafilia.
Otros, víctimas y verdugos,
hartos de mendigar en misa
pasan el día entre asesinos,
arrepentidos de robar gallinas.
Uno empieza antes de esperar
que de sí surjan los motivos,
las guías, los objetivos a financiar.
Uno jugando a ser uno mismo
aprende los turnos, las cifras del azar
no exento del éxito de la probabilidad.
Nadie vendrá a salvarnos.
Ninguna esfinge nos dirá si hemos acertado
antes de afilar su ingenio.
Los corruptos no comparten método
ni criterio con los justos.
No reparten tampoco el triunfo
que a los propios es ajeno.
1. Una vez me enamoré
1. 1. No hablaba mi idioma
1. 2. Decidí callar
1. 3. Ahora la amo entre mis dedos
1. 4. Sus ojos son de primavera
Si no te quise mañana,
por qué iba a quererte hoy, así,
como te querré en épocas pasadas.
Los planetas no se alinean
con las salamandras,
hojas secas se visten de guerras
bajo esta suela descalza.
Quizás, quizás, quizás...
las alas blancas
sólo eran blancas con sol de cara,
ni siquiera alas de esperanza.
La negra sombra de un águila.
Hasta mi nombre,
todos votan al invento
de la propaganda,
un desfalco a la carta.
Ni los sabios son inmunes a la ignorancia
ebria en dirección contraria.
No es para tanto
aceptar la muerte.
Para tanto es morirse
tan joven,
morirse antes de tiempo.
Lo peor es morir
antes de saber
que no se sobrevive
sin dinero. No aquí.
Uno se siente, a veces
como un envoltorio de aire;
como si la fragilidad de un globo
durase una vida consciente.
Entonces, uno trata de no respirar
demasiado fuerte;
entonces uno teme y tiembla
cuando sopla recuerdos ausentes.