La niña descolorida, de Francisco Martínez de la Rosa | Poema

    Poema en español
    La niña descolorida

    Pálida está de amores 
    mi dulce niña. 
    ¡Nunca vuelven las rosas 
    a sus mejillas! 

    Nunca de amapolas 
    o adelfas ceñida 
    mostró Citerea 
    su frente divina. 
    Téjenle guirnaldas 
    de jazmín sus ninfas, 
    y tiernas violas 
    Cupido le brinda. 

    Pálida está de amores 
    mi dulce niña. 
    ¡Nunca vuelven las rosas 
    a sus mejillas! 

    El sol en su ocaso 
    presagia desdichas 
    con rojos celajes 
    la faz encendida. 
    El alba, en Oriente, 
    más plácida brilla; 
    de cándido nácar 
    los cielos matiza. 

    Pálida está de amores 
    mi dulce niña. 
    ¡Nunca vuelven las rosas 
    a sus mejillas! 

    ¡Qué linda se muestra, 
    si a dulces caricias 
    afable responde 
    con blanda sonrisa! 
    Pero muy más bellas 
    el amor convida 
    si de amor se duele 
    si de amor respira. 

    Pálida está de amores 
    mi dulce niña. 
    ¡Nunca vuelven las rosas 
    a sus mejillas! 

    Sus lánguidos ojos 
    el brillo amortiguan; 
    retiemblan sus brazos; 
    su seno palpita. 
    Ni escucha, ni habla, 
    ni ve, ni respira; 
    y busca en sus labios 
    el alma y la vida… 

    Pálida está de amores 
    mi dulce niña. 
    ¡Nunca vuelven las rosas 
    a sus mejillas!