Agua, de Gabriela Mistral | Poema

    Poema en español
    Agua

    Hay países que yo recuerdo 
    como recuerdo mis infancias. 
    Son países de mar o río, 
    de pastales, de vegas y aguas. 
    Aldea mía sobre el Ródano, 
    rendida en río y en cigarras; 
    Antilla en palmas verdi-negras 
    que a medio mar está y me llama; 
    ¡roca lígure de Portofino, 
    mar italiana, mar italiana! 

    Me han traído a país sin río, 
    tierras-Agar, tierras sin agua; 
    Saras blancas y Saras rojas, 
    donde pecaron otras razas, 
    de pecado rojo de atridas 
    que cuentan gredas tajeadas; 
    que no nacieron como un niño 
    con unas carnazones grasas, 
    cuando las oigo, sin un silbo, 
    cuando las cruzo, sin mirada. 

    Quiero volver a tierras niñas; 
    llévenme a un blando país de aguas. 
    En grandes pastos envejezca 
    y haga al río fábula y fábula. 
    Tenga una fuente por mi madre 
    y en la siesta salga a buscarla, 
    y en jarras baje de una peña 
    un agua dulce, aguda y áspera. 

    Me venza y pare los alientos 
    el agua acérrima y helada. 
    ¡Rompa mi vaso y al beberla 
    me vuelva niñas las entrañas! 

    Gabriela Mistral nació en Vicuña, Chile, en 1889, y murió en Nueva York en 1957. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1945 y el Premio Nacional de Literatura en 1951. Publicó los poemarios Desolación (1922), Ternura (1924), Tala (1938) y Lagar (1954). Póstumamente aparecieron Poema de Chile (1967) y Almácigo (2016), entre otros. Fue también una ensayista y cronista cuya importancia es reivindicada cada vez más. En esa línea, Lumen ha publicado Niña errante (2010), su correspondencia con Doris Dana, y Caminando se siembra. Prosas inéditas (2013).

    • Madrecita mía, 
      madrecita tierna, 
      déjame decirte 
      dulzuras extremas. 
      Es tuyo mi cuerpo 
      que juntaste en ramo; 
      deja revolverlo 
      sobre tu regazo. 
      Juega tú a ser hoja 
      y yo a ser rocío: 
      y en tus brazos locos 
      tenme suspendido. 

    • Hay países que yo recuerdo 
      como recuerdo mis infancias. 
      Son países de mar o río, 
      de pastales, de vegas y aguas. 
      Aldea mía sobre el Ródano, 
      rendida en río y en cigarras; 
      Antilla en palmas verdi-negras 
      que a medio mar está y me llama; 

    • Padre Nuestro, que estás en los cielos, 
      ¡por qué te has olvidado de mí! 
      Te acordaste del fruto en febrero, 
      al llagarse su pulpa rubí. 
      ¡Llevo abierto también mi costado, 
      y no quieres mirar hacia mí! 

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