Yo soy el Tenebroso, -el viudo-, el Sin Consuelo, Príncipe de Aquitania de la Torre abolida: Mi única estrella ha muerto, y mi laúd constelado lleva en sí el negro sol de la Melancolía.
En la Tumba nocturna, Tú que me has consolado, devuélveme el Pausílipo y el mar de Italia, aquella flor que tanto gustaba a mi alma desolada, y la parra do el Pámpano a la Rosa se alía.
¿Soy Amor o soy Febo?.. Soy Lusignan o ¿Biron? Mi frente aún enrojece del beso de la Reina; he soñado en la Gruta do nada la Sirena...
He, doble vencedor, traspuesto el Aqueronte: Modulando unas veces en la lira de Orfeo suspiros de la Santa y, otras, gritos del Hada.
¡Hombre! pensador libre, crees que sólo tú piensas en este mundo en que la vida estalla en todo: de las fuerzas que tienes tu libertad dispone, pero de tus consejos se desentiende el cosmos.
Yo soy el Tenebroso, -el viudo-, el Sin Consuelo, Príncipe de Aquitania de la Torre abolida: Mi única estrella ha muerto, y mi laúd constelado lleva en sí el negro sol de la Melancolía.