Un hombre pregunta, de Gloria Fuertes | Poema

    Poema en español
    Un hombre pregunta

    ¿Dónde está Dios? Se ve, o no se ve. 
    Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha. 
    De nada vale que te diga que vive en tu garganta. 
    Que Dios está en las flores y en los granos, en los pájaros y en las llagas, 
    en lo feo, en lo triste, en el aire, en el agua; 
    Dios está en el mar y a veces en el templo, 
    Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa 
    en la madre que pare y en la garrapata, 
    en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca. 
    Dios está en la mina y en la plaza, 
    es verdad que está en todas partes, pero hay que verle, 
    sin preguntar que dónde está como si fuera mineral o planta. 
    Quédate en silencio, 
    mírate la cara. 
    el misterio de que veas y sientas, 
    ¿no basta? 
    Pasa un niño cantando, 
    tú le amas, 
    ahí está Dios. 
    Le tienes en la lengua cuando cantas 
    en la voz cuando blasfemas, 
    y cuando preguntas que dónde está, 
    esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amarga, 
    en los ojos le tienes cuando ríes, 
    en las venas cuando amas, 
    ahí está Dios, en ti, 
    pero tienes que verle tú, 
    de nada vale quién te le señale, 
    quién te diga que está en la ermita, de nada, 
    has de sentirle tú, 
    trepando, arañando, limpiando, 
    las paredes de tu casa: 
    de nada vale que te diga que está en las manos de todo el que trabaja, 
    que se va de las manos del guerrero, 
    aunque éste comulgue, practique cualquier religión, dogma o rama; 
    huye de las manos del que reza y no ama, 
    del que va a misa y no enciende a los pobres velas de esperanza; 
    suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada, 
    En el hospital, y en la casa enrejada. 

    Dios está en eso tan sin nombre 
    que te sucede cuando algo te encanta, 
    pero de nada vale que te diga que Dios está 
    en cada ser que pasa. 

    Si te angustia ese hombre que compra alpargatas, 
    si te inquieta la vida del que sube y no baja, 
    si te olvidas de ti y de aquéllos, y te empeñas en nada, 
    si sin por qué una angustia se te enquista en la entraña, 
    si amaneces un día silbando a la mañana 
    y sonríes a todos y a todos das las gracias, 
    Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.

    Gloria Fuertes nació en Madrid en julio de 1918. Su familia era muy humilde y ella tuvo que trabajar desde muy pequeña. En 1935 escribió sus primeros versos y en 1939 su primer relato para niños, que publicó en la revista Maravillas. Poco después entró a trabajar como editora en esa misma revista, y allí publicó muchos cuentos y poemas durante varios años. En 1950 publicó su primer libro de poemas, Isla ignorada, y fundó una tertulia de mujeres y la revista Arquero. Poco después, en 1954, publicó Antología y poemas de suburbio y Aconsejo beber hilo. En 1955 estudió biblioteconomía en el Instituto Internacional de Madrid, en el que fue bibliotecaria desde 1958 hasta 1961, año en que consiguió una beca para dar clases de Literatura española en Estados Unidos durante tres años. En 1965 obtuvo el Premio Guipúzcoa de poesía con Ni tiro, ni veneno, ni navaja. En 1966, obtuvo el premio Lazarillo con Cangura para todo, y en 1968 se le concedió el Diploma de Honor del Premio Internacional Andersen para Literatura Infantil. En 1972 consiguió la beca e la Fundación Juan March para Literatura Infantil, que le permitió dedicarse por entero a la literatura. En esta época publicó numerosas obras para niños, como Cuando amas aprendes geografía (1973) y Sola en la sala (1973). A mediados de los años 70 colaboró en diversos programas infantiles de TVE: Un globo, dos globos, tres globos y La cometa blanca. A partir de ese momento, Gloria Fuertes desarrolló una gran actividad en recitales, homenajes, etc., sin dejar de publicar tanto poesía infantil como de adultos. Falleció el 27 de noviembre de 1998, en Madrid.