Rima 67. ¡Qué hermoso es ver el día, de Gustavo Adolfo Bécquer | Poema

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    Rima 67. ¡Qué hermoso es ver el día

    ¡Qué hermoso es ver el día 
    coronado de fuego levantarse, 
    y a su beso de lumbre 
    brillar las olas y encenderse el aire! 

    ¡Qué hermoso es tras la lluvia 
    del triste otoño en la azulada tarde, 
    de las húmedas flores 
    el perfume aspirar hasta saciarse! 

    ¡Qué hermoso es cuando en copos 
    la blanca nieve silenciosa cae, 
    de las inquietas llamas 
    ver las rojizas lenguas agitarse! 

    ¡Qué hermoso es cuando hay sueño 
    dormir bien y roncar como un sochantre... 
    Y comer... y engordar... y qué fortuna 
    que esto sólo no baste! 

    Gustavo Adolfo Bécquer, pseudónimo de Gustavo Claudio Domínguez Bastida, nació en Sevilla en 1836, e ingresó a los diez años en un colegio de huérfanos. Vivió más tarde con su madrina, donde empezó a leer a los autores realistas y románticos. En 1854 se instaló en Madrid. En 1857, sufrió una grave enfermedad. Posteriormente se dedicó al periodismo. Entre 1859 y 1861 escribe las primeras rimas y siete leyendas. En 1863 se recluye en el monasterio de Veruela, donde escribió Cartas desde mi celda. En 1868 Bécquer rompe con su esposa y se instala en Toledo. Reescribe las rimas. En 1870 muere su hermano Valeriano, el pintor, y tres meses más tarde él, en Madrid. Además de como poeta, donde revela una extrema sensibilidad, destaca como prosista, donde combina con maestría lo terrorífico y lo legendario.