Los papeles de Aspern, de Henry James - Editorial Navona

'En Los papeles de Aspern están todas las virtudes de Henry James: su sentido de la comedia sutil, la crueldad con que hurga en nuestros defectos y mete el dedo en nuestras llagas, la elegancia invulnerable de su prosa y esa misteriosa habilidad para convertir la vida intelectual en una forma de la aventura. Este centenar de páginas ha dejado su huella en escritores tan dispares como Philip Roth y Javier Marías. Si alguien me preguntara por dónde hay que comenzar a leer a James, le pondría esta novela en las manos con la seguridad de estar creando una adicción. ' JUAN GABRIEL VÁSQUEZ. 'Henry James y Joseph Conrad, en el cambio del siglo XIX al XX, recogieron la tradición cervantina, la destilaron, la hicieron todavía más sofisticada. En sus ambiguos narradores, en el educado vértigo de sus tramas, en esos fascinantes artefactos -vueltas de tuerca de vueltas de tuerca- están los cimientos de la literatura más desafiante del siglo XXI'. JORGE CARRIÓN'Con escribir Los papeles de Aspern bastó para que James concibiera y ejecutara una de las novelas más hermosas y refinadas de la literatura del siglo XX'. WILLIAM OSPINA
210 x 140 mm
184 páginas
8416259224
9788416259229

Henry James (Nueva York, 1843-Londres, 1916) nació en el seno de una adinerada y culta familia de origen irlandés. Recibió una educación ecléctica y cosmopolita, que se desarrolló mayoritariamente en Europa. En 1875 se estableció en Inglaterra después de publicar en Estados Unidos sus primeros relatos. El conflicto entre la cultura europea y la estadounidense está en el centro de muchas de sus obras, desde su primera novela, Roderick Hudson (1875), hasta la trilogía con la cual culmina su carrera: Las alas de la paloma (1902), Los embajadores (1903) y La copa dorada (1904). Maestro de la novela breve, algunos de sus logros más celebrados se hallan en este género: Otra vuelta de tuerca (1898), En la jaula (1898) o Los periódicos (1903). Cerca del final de su vida se nacionalizó inglés. En palabras de Gore Vidal, "no había nada que James hiciera como un inglés, ni tampoco como un estadounidense. Él mismo era su gran realidad, un nuevo mundo, una terra incognita cuyo mapa tardaría el resto de sus días en trazar para todos nosotros". 

Otras ediciones de esta obra