Un sueño, de Hermann Hesse | Poema

    Poema en español
    Un sueño

    Salones que cruzamos con timidez, 
    un centenar de rostros que desconocemos... 
    Con lentitud, una tras otra, 
    las luces palidecen. 

    Allí cuando su brillo se hace gris 
    cuando se ciega con el atardecer, 
    un rostro me parece familiar, 
    la memoria del amor encuentra 
    conocidos los rostros 
    que antes fueron extraños. 

    Oigo nombres de padres, 
    hermanos, camaradas, 
    así como de héroes, de mujeres, poetas 
    que yo reverencié cuando muchacho. 
    Pero ninguno de ellos 
    me concede siquiera una mirada. 

    Como las llamas de una vela 
    se desvanecen en la nada 
    dejan en el entristecido corazón 
    sonidos de poemas olvidados, 
    oscuridad, lamentos 
    en torno de los días ya encauzados 
    en leyenda y en sueño 
    de una luz disfrutada alguna vez.

    Versión de Andrés Holguín 

    Hermann Hesse (Calw, Alemania, 1877 – Montagnola, Suiza, 1962), novelista y poeta, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura de 1946. Su obra es una de las más traducidas y laureadas de la literatura alemana, especialmente popular entre el público joven. Las obras de Hesse están repletas de referencias a los temas que más le preocupaban: la dualidad del hombre, y la permanente división entre la espiritualidad y la expresión de su naturaleza. Entre sus obras emblemáticas se encuentran Siddhartha (1922) y El lobo estepario (1927). 

    • La mitad de la belleza depende del paisaje; 
      y la otra mitad de la persona que la mira. . . 
      Los más brillantes amaneceres; 
      los más románticos atardeceres; 
      ... los paraísos mas increíbles; 
      se pueden encontrar siempre en 
      el rostro de las personas queridas. 

    • Así como toda flor se enmustia y toda juventud cede a la edad, 
      así también florecen sucesivos los peldaños de la vida; 
      a su tiempo flora toda sabiduría, toda virtud, 
      mas no les es dado durar eternamente. 
      Es menester que el corazón, a cada llamamiento, 

    • Que lo hermoso y lo hechicero 
      sea tan sólo hálito y tormenta, 
      y que lo encantador y lo precioso 
      y lo propicio nunca permanezca: 
      que flor y nube y pompa de jabón, 
      fuegos artificiales, risas de los niños, 
      mirada de mujer en el espejo 

    • Hasta nosotros sube de los confines del mundo, 
      el anhelo febril de la vida; 
      con el lujo la miseria confundida, 
      vaho sangriento de mil fúnebres festines; 
      espasmos de deleite, afanes, espantos, 
      manos de criminales, de usureros, de santos. 

    • Ninguno de los libros de este mundo 
      te aportará la felicidad, 
      pero secretamente te devuelven 
      a ti mismo. 
      Allí está todo lo que necesitas, 
      sol, luna y estrellas, 
      pues la luz que reclamas 
      habita en tu interior. 
      Ese saber que tú tanto buscaste 

    • ¡Qué extraño es vagar en la niebla! 
      En soledad piedras y sotos. 
      No ve el árbol los otros árboles. 
      Cada uno está solo. 

      Lleno estaba el mundo de amigos 
      cuando aún mi cielo era hermoso. 
      Al caer ahora la niebla 
      los ha borrado a todos.