Carpe diem, de Horacio | Poema

    Poema en español
    Carpe diem

    No pretendas saber, pues no está permitido, 
    el fin que a ti y a mi, Leucónoe, 
    nos tienen asignados los dioses, 
    ni consultes los números Babilónicos. 
    Mejor será aceptar lo que venga, 
    ya sean muchos los inviernos que Júpiter 
    te conceda, o sea éste el último, 
    el que ahora hace que el mar Tirreno 
    rompa contra los opuestos escollos. 
    Sé prudente, filtra el vino 
    y adapta al breve espacio de tu vida 
    una esperanza larga. 
    Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso. 
    Vive el día de hoy. Captúralo. 
    No te fíes del incierto mañana. 

    Carpe diem

    finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios 
    temptaris numeros. Vt melius, quidquid erit, pati! 
    seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam, 

    quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare 
    Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breui 
    spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit inuida 
    aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.

    • Dichoso el que de pleitos alejado, 
      cual los del tiempo antiguo, 
      labra sus heredades, no obligado 
      al logrero enemigo. 

      Ni la arma en los reales le despierta, 
      ni tiembla en la mar brava; 
      huye la plaza y la soberbia puerta 
      de la ambición esclava. 

    • No pretendas saber, pues no está permitido, 
      el fin que a ti y a mi, Leucónoe, 
      nos tienen asignados los dioses, 
      ni consultes los números Babilónicos. 
      Mejor será aceptar lo que venga, 
      ya sean muchos los inviernos que Júpiter