Los días inútiles son como una costra, de Jaime Sabines | Poema

    Poema en español
    Los días inútiles son como una costra

    Los días inútiles son como una costra 
    de mugre sobre el alma. 
    Hay una asfixia lenta que sonríe, 
    que olvida, que se calla. 
    ¿Quién me pone estos sapos en el pecho 
    cuando no digo nada? 
    Hay un idiota como yo andando, 
    platicando con gentes y fantasmas, 
    echándose en el lodo y escarbando 
    la mierda de la fama. 
    Puerco de hocico que recita versos 
    en fiestas familiares, donde mujeres sabias 
    hablan de amor, de guerra, 
    resuelven la esperanza. 
    Puerco del mundo fácil 
    en que el engaño quiere hacer que engaña 
    mientras ácidos lentos 
    llevan el asco a la garganta. 
    Hay un hombre que cae días y días 
    de pie, desde su cara, 
    y siente que en su pecho van creciendo 
    muertes y almas. 
    Un hombre como yo que se avergüenza, 
    que se cansa, 
    que no pregunta porque no pregunta 
    ni quiere nada. 
    ¿Qué viene a hacer aquí tanta ternura fracasada? 
    ¡Díganle que se vaya!

    • Sitio de amor, lugar en que he vivido 
      de lejos, tú, ignorada, 
      amada que he callado, mirada que no he visto, 
      mentira que me dije y no he creído: 
      en esta hora en que los dos, sin ambos, 
      a llanto y odio y muerte nos quisimos, 

    • Un ropero, un espejo, una silla, 
      ninguna estrella, mi cuarto, una ventana, 
      la noche como siempre, y yo sin hambre, 
      con un chicle y un sueño, una esperanza. 
      Hay muchos hombres fuera, en todas partes, 
      y más allá la niebla, la mañana. 

    • Es la sombra del agua 
      y el eco de un suspiro, 
      rastro de una mirada, 
      memoria de una ausencia, 
      desnudo de mujer detrás de un vidrio. 

      Está encerrada, muerta -dedo 
      del corazón, ella es tu anillo-, 
      distante del misterio, 
      fácil como un niño. 

    • Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta. 

    • Uno no sabe nada de esas cosas 
      que los poetas, los ciegos, las rameras, 
      llaman «misterio», temen y lamentan. 
      Uno nació desnudo, sucio, 
      en la humedad directa, 
      y no bebió metáforas de leche, 
      y no vivió sino en la tierra 

    • Amanecí triste el día de tu muerte, tía Chofi, 
      pero esa tarde me fui al cine e hice el amor. 
      Yo no sabía que a cien leguas de aquí estabas muerta 
      con tus setenta años de virgen definitiva, 
      tendida sobre un catre, estúpidamente muerta.