Canción de los espías cultos en el momento de envejecer
Mi vida a cambio de dos o tres cerillas. Mi vida a cambio de sorbos de cognac. Mi vida a cambio de dos o tres colillas. Mi vida a cambio de este cul-de-sac. Mi vida a cambio de litros de bencina. Mi vida a cambio del cónico coral. Mi vida a cambio del tul de muselina. Mi vida a cambio de códices de cal. Mi vida a cambio de luces opalinas. Mi vida a cambio del cúfico cristal. Mi vida a cambio de sienes serpentinas. Mi vida a cambio del fuego en un portal. Mi vida a cambio de túneles de mina. Mi vida a cambio de cámaras de gas. Mi vida a cambio del zinc de una bocina. Mi vida a cambio del dado de este as. Mi vida a cambio de nieve derretida. Mi vida a cambio del ritmo de un compás. Mi vida a cambio de carne atardecida. Mi vida a cambio del cine al que tú vas. Mi vida es esta cifra de la vida. Mi vida es esta clave y este imán. Mi vida es la pistola y es la herida abierta por la ley de un alacrán. Mi vida es recorrer las avenidas, pasar por las fronteras como sal disuelta en las mareas y crecidas sin que una gota sienta el temporal. Mi vida es un andar por las esquinas y en los pasos de cebra atravesar un semáforo rojo entre bocinas y uno a uno los coches sortear. Mi vida son el metro y el tranvía, y el avión y el tren y el huracán: son el paso a nivel sin guardavía y el lapilli que lanza su volcán. Mi vida es la partida de la luna al póker de las lenguas y el disfraz de todas las vocales y de alguna consonante compuesta por el caz de la garganta y de la galante fonemática suma artificial que los peligros ponen cimbreante como un tallo de tersura vegetal.
Mi vida de después es la de antes. Mi vida son el mapa, el telefax, el télex, la pistola y el vibrante telegrama enviado por las FAS.
Ahora que no haya nadie aquí delante, ahora que me hago viejo nada más, quiero tallar aquí como un diamante este informe unívoco y cambiante cifrado en una copa de cognac. El parte de mi vida sí con arte. El arte de mi vida en el compás del tiempo que me parte cuando parte de mi vida en el dado no es el as. Mi vida es la película de Marte que ponen en el cine al que tú vas. Mi vida es el punto del que parte la ácida nada que deja el aguarrás.
Hoy quiero recordar sólo el diamante. Hoy quiero recordar sólo el final de la mano que escribe con un guante la plenitud total de aquel instante borrado por la aurora boreal. Que sus manos me digan el cuadrante; el azimut, el cenit, el dial del punto fijo e inmóvil con que Dante pintó el tiempo en forma de sextante el mismo día en que cumplió mi edad. Quiero creer que soy aquel instante que pintaba un poeta medieval. Quiero creer que soy la consonante estrofa de la aurora boreal.
Ahora que la sangre forma parte de la bala que veo bajo el chal y la camisa me tiñe con el arte de la flor que se extiende por mi ojal quiero decir el mudo teorema mi vida cifrada en el poema del espía que expía su final.
En la orilla del Sena sé y no sé si el autobús me lleva o la ballena de Jonás me conduce al Quai d'Orsay. La arena de los mares suena, suena. Régates a Argenteuil de Claude Monet se mueven en mis ojos y la arena que pinta en los desiertos Guillaumet: