El puente de Colonia:
dos leones vigilan
el agua por debajo,
el aire por arriba.
Dos leones de bronce
con su mirada fija
sobre el río y el puente,
sobre el tren y la vía.
Dos leones de bronce
sobre el Rhin se extasían
Del resplandor de rosas ruborosas
de convexos contornos carmesíes,
de perfiles enhiestos en rubíes
y de lentas magnolias temblorosas,
de voltaicas vidrieras acuosas,
de topacios en jades genolíes,
de zafiros incisos sobre síes,
y de fúrgidas ráfagas furiosas
es el color que incendia la belleza.
Una columna surge
que atraviesa
y en los ejes del aire se aventura.
No accidente, no azar,
sino certeza,
piedra que se levanta en lo que dura
la sola imagen de su luz ilesa.