Interior con figura, de Jordi Doce | Poema

    Poema en español
    Interior con figura

    Cae sobre ti la mirada 
    de las cosas, te busca, te señala, 
    espía cada uno de tus gestos 
    con nítida pupila agazapada, 
    tapiz de ojos 
    tras el follaje de las sombras, 
    noche ocelada en cada esquina 
    con un rumor de pasos a la espera; 
    como la luz que siluetea el muro 
    su curiosidad forma 
    el hueco de tu cuerpo, 
    el hueco donde yaces con tu cuerpo. 
    Muralla de quietud son los objetos 
    mientras bajas al fondo de ti mismo: 
    ¿huyes o eres aún su prisionero? 
    El sillón es un claro en mitad de la sala. 
    Tras el cristal relumbra una farola 
    y su chorro de luz moja la alfombra, 
    se encharca a los pies de la estantería. 
    Parados como búhos, 
    los cuadros enmudecen si los miras. 
    ¿Quién va? 
        Pasas la noche 
    anclado en la deriva de tu sangre, 
    atento al hilo de una mente 
    que al descubrirse se devora, 
    y amaneces en otra noche 
    de embozos y contornos, 
    de muda opacidad paciente 
    que no te suelta, 
    que conoce tus gestos uno a uno 
    pues acompasó su latido al tuyo. 
    Centro de un cerco de miradas 
    que te pretenden fruto de su luz, 
    cumples, tal vez, con tu más fiel deseo: 
    tú, que sólo querías no ser tú. 

    • Quisiera otro lenguaje para hablar de estos días, otra voz 
      cuyo acento imitara el embate del mar contra tu cuerpo, 
      el reguero de gotas como una pupila multiplicada 
      sobre la sal inscrita de tu piel, sobre la piel escrita por la sal, 

    • Cae sobre ti la mirada 
      de las cosas, te busca, te señala, 
      espía cada uno de tus gestos 
      con nítida pupila agazapada, 
      tapiz de ojos 
      tras el follaje de las sombras, 
      noche ocelada en cada esquina 
      con un rumor de pasos a la espera;