Azul ultramar, de Jorge Eduardo Eielson | Poema

    Poema en español
    Azul ultramar

    Mediterráneo ayúdame 
    ayúdame ultramar 
    padre nuestro que estás en el agua 
    del tirreno 
    y del adriático gemelo 
    no me dejes vivir 
    tan sólo de carne y hueso 
    haz que despierte nuevamente 
    sin haber nunca dormido 
    haz que no llore nunca 
    haz que no muera nunca 
    haz que circule tu sonrisa 
    haz que no haya nada oscuro 
    nada amarillo 
    nada rojo 
    nada violeta ni verde 
    haz que amanezca nuevamente 
    esta ciudad que es tuya 
    y sin embargo es mía 
    esta ciudad que beso día y noche 
    como besaba lima en la niebla 
    y luego besé parís 
    y mañana besaré moscú 
    nueva york y tokio 
    londres y pekín 
    y enseguida besaré la luna 
    y más tarde marte 
    venus y saturno 
    y toda la vía láctea 
    hasta las últimas estrellas 
    mediterráneo ayúdame 
    ayúdame ultramar 
    lo vertiginoso 
    se apodera de mi cuerpo 
    resplandece entre mis brazos 
    baila con el sol en la azotea 
    y la luna en la cocina 
    la noche devastadora 
    es una máquina que brilla 
    una astronave de oro 
    una ecuación que avanza 
    avanza 
    avanza 
    y caen mil puertas de carne de hueso 
    y yo que corro corro corro 
    sigo corriendo todavía 
    y caen mil puertas más 
    tropiezo con una silla 
    huyo por las alcantarillas 
    salgo de los espejos 
    caigo ante columnas impalpables 
    y dolores de cabeza 
    me levanto 
    y caigo nuevamente 
    me levanto 
    y caigo nuevamente 
    entre las patas de los cerdos 
    finalmente 
    y lo vertiginoso es un muchacho 
    completamente inmóvil 
    una esfera solamente 
    una naranja quizás 
    todo en aras 
    de dulzuras que no existen 
    de nauseabundas criaturas 
    que gobiernan lo imposible 
    lo inesperado y lo inútil 
    ayúdame ultramar 
    ayúdame pez dorado 
    cae mi cuerpo de lo alto 
    de una cúpula sin vida 
    cae el sol y cae la luna 
    cae la norma 
    y ciudades y estatutos 
    caen las leyes 
    en racimos congelados 
    ¿en dónde está mi doble 
    palpitante y escondido 
    mi corazón encogido 
    y su quejido? 
    ¿en dónde está 
    en dónde está 
    mi corazón mi corazón 
    tambores bajo el tíber 
    trompetas en el foro 
    mi corazón mi corazón 
    mi corazón mi saxofón 
    mi saxofón mi corazón 
    mi coraxón mi saxozón 
    en dónde está 
    en dónde está 
    el corazón 
    de esta ciudad que es tu cuerpo 
    y es el mío 
    nuestro cuerpo 
    y nuestro río 
    nuestra iglesia 
    y nuestro abismo? 
    esta ciudad con casas 
    con restaurantes 
    con automóviles 
    con fábricas y cinemas 
    teatros y cementerios 
    y escandalosos 
    avisos luminosos 
    para anunciar a dios con insistencia 
    con deslumbrantes criaturas 
    de papel policromado 
    que devoran coca-cola 
    bien helada 
    con espantosos remates 
    de vestidos usados 
    sexo y acción 
    heroísmo y pasión 
    technicolor por doquier 
    con elegantes 
    señores que sonríen y sonríen 
    y operarios que trabajan y trabajan 
    con miserables avenidas 
    que huelen a ropa sucia 
    y miserable ropa sucia 
    que huele a puro mármol 
    (tal y cual como tu cuerpo 
    criatura 
    fabuloso bajo el ruido de mil klaxons 
    y motores encendidos) 

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