Poesía de la casa entre los pinos, de Jorge Eduardo Eielson | Poema

    Poema en español
    Poesía de la casa entre los pinos

    Habitaciones dolientes de esta casa mía entre los pinos 
    Cuyas puertas se abren con sed a las estrellas 
    Hay en ellas una madre y una esposa suave 
    Cuya permanencia en el polvo es como un viejo 
    Plato de frijoles, una nube o una fruta antigua. 
    Oscuras personas, tíos, parientes que duermen 
    Para siempre, vigilan en la noche con su chispa azul 
    En el semblante. A su acera humilde, 
    A sus umbríos muebles, que una ola de nieve ha deslumbrado, 
    cuán tarde he de llegar hoy día, 
    cuán tarde he de morir, con mi vestido augusto, 
    Cuando ella ya esté hundida y sus palomas 
    De pobreza hayan volado hacia una negra calle. 
    Muerto entre pinos, veré nacer el sol debajo de ella. 
    Corrientes de yedra ¿es éste vuestro río agonizante, 
    Como un caballo frío, ávido de albergue, ante mis pies, 
    Y es esta casa mía sin cocina, con su luna plebe, la elegida? 
    Señor de las cenizas ¿eres tú el que golpea desvelado? 
    ¿No sabes también que esta casa hizo suyos el establo, 
    El jardín y los astros lejanos? Entablados astros, 
    Muros, techos fantasmas de los que dormidas aves 
    Penden dulcemente, sin memoria, como restos 
    De una antigua caza. Y rotas chimeneas, caños 
    Abiertos en la noche, tapicería hundiéndose al igual 
    Que un buque de cuero en un océano tibio, 
    Tienen en esta inmensa casa de tablas el rumor 
    De una botella de leche rodando sin cesar hacia la muerte. 
    Yo he venido tan sólo a conocer sus desolados muros 
    Y a morir en ellos, sin sombrero y dorado como el día. 

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