Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema, que aún hoy lo embriaga cual lo embriagara ayer; Quería aprisionar un alma en un poema, y que viviera siempre... Pero no pudo ser.
Desde este mismo instante seremos dos extraños por estos pocos días, quien sabe cuántos años... yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido uno de esos que nadie confiesa haber leído.