Una noche en París me raptó Marie Claire; me tomó de la mano, me llevó a su mansión, me tendió sobre un lecho, se quitó el camisón y mostró sus encantos, que eran dignos de ver.
Derramó sus oscuros cabellos sobre mí y abrazó bien mi vida, que no vale un real. Se ofreció sin reservas, turbadora, ideal y apretó entre sus muslos mi liviano existir.
Oh sultana divina, qué pasión, qué placer galopar sobre un cuerpo de tan firme esplendor; oh amazona de un cuento, tú sí sabes de amor, de ese amor que nos hace invencibles, tal vez.
Hoy me acuerdo del triunfo de Les Champs Elysée y del Sena y tus labios, de tu olor de azahar, y me pongo muy triste, y me pongo a pensar en un lecho, una noche de París, Marie Claire.
He mirado tu desnudo flotar en las tranquilas aguas de mi estanque... Corres hacia la flor, hacia la nube de un paraíso y brilla tu desnudo, la antorcha que ha dorado en la sien el humo del deseo. Cristal y amor te cercan, una danza,
Una noche en París me raptó Marie Claire; me tomó de la mano, me llevó a su mansión, me tendió sobre un lecho, se quitó el camisón y mostró sus encantos, que eran dignos de ver.