Mis ojos han visto el cuarto cerrado; cual inmóviles labios su puerta... está silenciado!... Su oblonga ventana, como un ojo abierto, vidrioso me mira; como un ojo triste, con mirada que nunca retira como un ojo muerto. Por la grieta salen las emanaciones frías y morbosas; ¡ay, las humedades como pesarosas fluyen a la acera: como si de lágrimas, el cuarto cerrado un pozo tuviera! Los hechos fatales nos oculta en su frío reposo... ¡cuarto enmudecido! ¡cuarto tenebroso con sus penas habrá atardecido cuántas juventudes! ¡oh, cuántas bellezas habrá despedido! ¡cuántas agonías! ¡cuántos ataúdes! Su camino siguieron los años, los días; galantes engaños y placenterías...; en el cuarto fatal, aterido, todo ha terminado; hoy sus sombras el ánima oprimen: ¡y está como un crimen el cuarto cerrado!
¡El verde estanque de la hacienda, rey del jardín amable, está en olvido miserable! En las lejanas, bellas horas eran sus linfas cantadoras, eran granates y auroras, a campánulas y jazmines iban insectos mandarines
Mis ojos han visto el cuarto cerrado; cual inmóviles labios su puerta... está silenciado!... Su oblonga ventana, como un ojo abierto, vidrioso me mira; como un ojo triste, con mirada que nunca retira como un ojo muerto.