El amor, a qué huele? Parece, cuando se ama, que el mundo entero tiene rumor de primavera. Las hojas secas tornan y las ramas con nieve, y él sigue ardiente y joven, oliendo a rosa eterna.
Por todas partes abre guirnaldas invisibles, todos sus fondos son líricos -risa o pena-, la mujer a su beso cobra un sentido mágico que, como en los senderos, sin cesar se renueva...
Vienen al alma música de ideales conciertos, palabras de una brisa liviana entre arboledas; se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto dejan como un romántico frescor de madreselvas.
No, no has muerto, no. Renaces, con las rosas en cada primavera. Como la vida, tienes tus hojas secas; tienes tu nieve, como la vida... Mas tu tierra, amor, está sembrada de profundas promesas, que han de cumplirse aún en el mismo
Hombres en flor -corbatas variadas, primores de domingo-: mi alma ¿qué es ante vuestro traje? Jueces de paz, peritos agrícolas, doctores, perdonad a este humilde ruiseñor del paisaje.
Si yo, por ti, he creado un mundo para ti, dios, tú tenías seguro que venir a él, y tú has venido a él, a mí seguro, porque mi mundo todo era mi esperanza.