El loco, de Julio Alfredo Egea Reche | Poema

    Poema en español
    El loco

    Recitaba palabras 
    en la parada del autobús: 
    Sarmientos, oropéndola, almiares, cantarera. 
    La gente sonreía 
    desconcertada. 
    Él iba instalando 
    sus praderas abstractas, lentamente. 
    Con timidez llenaba la hora punta 
    de sonidos audaces: 
    Calandria, encina, recental, barbecho, 
    que alicortaban ritmos a la prisa. 
    Gritaba a veces: 
    Ángelus, besana, 
    manijero, jornal... 
    Y la garganta 
    del bloque iba engullendo letanías 
    perdidas en un tiempo de rayuela. 
    El portero reía como un niño. 
    Se manifestó a veces 
    hombro con hombro, el grito enarbolado, 
    diciendo erial, aurora, hoz, sequía..., 
    poniendo un sudor viejo en los jardines. 
    Un guardia le detuvo 
    Por pronunciar palabras subversivas. 
    Yo lo he espiado en la noche 
    -relente, temporales, sol, artesa- 
    cuando fruncen su ceño las farolas 
    -almirez, serenata, mies madura- 
    como un borracho triste y formidable 
    -plantel, vereda, crines y vellones- 
    que cuenta su cordura a las estrellas. 
    Recitaba palabras 
    como si respirara por un cráter, 
    por la herida de un ángel guerrillero, 
    por un labio de azahar, por una llaga. 
    Un cortejo sonoro 
    le seguía a todas partes, con rumores 
    de rama desvelada, 
    de brazos segadores y de pájaros. 
    Cuando murió, como un viento invitado, 
    de puntillas quizá, como un aroma, 
    tuvo tierra llovida. 

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