Al monte, al valle y al río, ¿en dónde está el amor mío? ¿En dónde está? -pregunté-. Monte y valle enmudecieron, y como no respondieron, murmuró el río: -¡Yo sé!
Tú no sabes amar: ¿acaso intentas darme calor con tu mirada triste? El amor nada vale sin tormentas, sin tempestades el amor no existe. Y sin embargo ¿dices que me amas? No, no es amor lo que hacía mí te mueve; el Amor es un sol hecho de llama,
Oye: bajo las ruinas de mis pasiones, en el fondo de ésta alma que ya no alegras, entre polvo de ensueños y de ilusiones brotan entumecidas mis flores negras.
Si porque a tus plantas ruedo como un ilota rendido, y una mirada te pido con temor, casi con miedo; si porque ante ti me quedo extático de emoción, piensas que mi corazón se va en mi pecho a romper y que por siempre he de ser
Cuando lejos muy lejos, en hondos mares, en lo mucho que sufro pienses a solas, si exhalas un suspiro por mis pesares, mándame ese suspiro sobre las olas.