El circo, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    El circo

    -Pero usted ¿quién es? 
    -Yo soy el payaso principal, 
    el mayordomo de la pista... 
    Y me pongo y me quito este gorro de clown como me da la gana. 
    Tengo muchos gorros ¿sabe usted? De todos los colores: 
    gorros que hacen reír y gorros que hacen llorar, 
    igual digo un chiste que un responso, 
    bailo en las ferias y en el camposanto, 
    me burlo de todo y lloro con todo, 
    puedo hacerle cosquillas metafísicas 
    a la primera arcilla del Génesis 
    y mis lágrimas tienen la misma edad que la Tierra. 
    Y soy el bufón que inventó 
    la Gran Pirueta con Llanto... 
    Y con mi joroba descomunal 
    y mi gran saco de lágrimas 
    bailo una danza desesperada 
    sobre la inmensa pista del planeta. 
    -Pero usted... ¿no es el poeta? 
    -¡Claro! 
    ¿Ahora se entera usted? 
    El poeta es el... bufón. 
    ¡Yo soy el bufón! 
    Y me quito y me pongo el sombrero 
    como me da la gana. 

    • Ahora camino de noche 
      porque las noches son claras... 
      Y esta noche no hubo luna, 
      no hubo luna amiga y blanca... 
      y había pocas estrellas, 
      pocas estrellas y pálidas... 

      Y era todo triste sin la luna amiga... 
      y era todo negro sin la luna blanca. 

    • Ser en la vida romero, 
      romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos. 
      Ser en la vida romero, 
      sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo. 
      Ser en la vida romero, romero..., sólo romero. 
      Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, 

    • Y ahora pregunto aquí: 
      ¿quién es el último que habla, el sepulturero o el Poeta? 
      ¿He aprendido a decir: Belleza, Luz, Amor y Dios 
      para que me tapen la boca cuando muera, 
      con una paletada de tierra? 
      No. He venido y estoy aquí, 

    • Oí tocar a los grandes violinistas del mundo, 
      a los grandes 'virtuosos'. 
      Y me quedé maravillado. 
      ¡Si yo tocase así!... ¡Como un 'Virtuoso'! 
      Pero yo no tenía 
      escuela 
      ni disciplina 
      ni método... 
      Y sin estas tres virtudes 

    • No he venido a cantar 
      No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra. 
      No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente 
      para que me canonicen cuando muera. 
      He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar, 
      por el río