Oh, este dolor, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    Oh, este dolor

    Oh, este dolor, 
    este dolor de no tener ya lágrimas; 
    este dolor 
    de no tener ya llanto 
    para regar el polvo. 
    ¡Oh, este llanto de España, 
    que ya no es más que arruga y sequedad... 
    mueca, 
    enjuta congoja de la tierra, 
    bajo un cielo sin lluvias, 
    hipo de cigüeñaI 
    sobre un pozo vacío, 
    mecanismo, sin lágrimas, del llanto! 
    ¡Oh, esta mueca española, 
    esta mueca dramática y grotesca! 

    Llanto seco del polvo 
    y por el polvo... 
    por el polvo de todas las cosas acabadas de España 
    por el polvo de todos los muertos 
    y de todas las ruinas de España... 
    por el polvo de una casta 
    perdida ya en la Historia para siempre! 

    Llanto seco del polvo 
    y por el polvo. Por el polvo 
    de una casa sin muros, 
    de una tribu sin sangre, 
    de unas cuencas sin lágrimas, 
    de unos surcos sin agua... 
    Llanto seco del polvo 
    por el polvo que no se juntará ya más, 
    ni para construir un adobe 
    ni para levantar una esperanza. 
    ¡Oh!, polvo amarillo y maldito 
    que nos trajo el rencor y el orgullo 
    de siglos 
    y siglos 
    y siglos... 
    Porque este polvo no es de hoy, 
    ni nos vino de fuera: 
    somos todos desierto y africanos. 



    .............. 



    Tierra arenosa sin riego, 
    carne estrujada sin llanto, 
    polvo rebelde de rocas rencorosas 
    y lavas enemigas, 
    átomos amarillos y estériles 
    del yermo, 
    aristas vengativas, 
    arenal de la envidia. .. 
    esperad ahí secos y olvidados 
    hasta que se desborde el mar.

    • Que venga el poeta. 
      Y me trajisteis aquí para contar las estrellas, 
      para bañarme en el río y para hacer dibujos en la arena. 

      Éste era el contrato. 
      Y ahora me habéis puesto a construir cepos y candados, 
      a cargar un fusil y a escribir en la oficina de un juzgado. 

    • Filosófos, 
      para alumbrarnos, nosotros los poetas 
      quemamos hace tiempo 
      el azúcar de las viejas canciones con un poco de ron. 
      Y aún andamos colgados de la sombra. 
      Oíd, 
      gritan desde la torre sin vanos de la frente: 
      ¿Quién soy yo? 

    • Así es mi vida, 
      piedra, 
      como tú. Como tú, 
      piedra pequeña; 
      como tú, 
      piedra ligera; 
      como tú, 
      canto que ruedas 
      por las calzadas 
      y por las veredas; 
      como tú, 
      guijarro humilde de las carreteras; 
      como tú, 

    • Ahora estoy de regreso, he llegado hace poco, 
      soy nuevo en la ciudad... Y esto quiere decir: 
      Me durmieron con un cuento... 
      y me he despertado con un sueño. 
      Voy a contar mi sueño, narradores de cuentos. 
      Voy a contar mi sueño. 
      Es un sueño sin lazos, 

    • Deshaced ese verso, 
      Quitadle los caireles de la rima, 
      el metro, la cadencia 
      y hasta la idea misma... 
      Aventad las palabras... 
      y si después queda algo todavía, 
      eso 
      será la poesía. 
      ¿Qué 
      importa 
      que la estrella 
      esté remota 

    • Yo no sé muchas cosas, es verdad. 
      Digo tan sólo lo que he visto. 
      Y he visto: 
      que la cuna del hombre la mecen con cuentos, 
      que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, 
      que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,