Romero sólo, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    Romero sólo

    Ser en la vida romero, 
    romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos. 
    Ser en la vida romero, 
    sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo. 
    Ser en la vida romero, romero..., sólo romero. 
    Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, 
    pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, 
    ligero, siempre ligero. 

    Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo, 
    ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos 
    para que nunca recemos 
    como el sacristán los rezos, 
    ni como el cómico viejo 
    digamos los versos. 
    La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos, 
    decía el príncipe Hamlet, viendo 
    cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo 
    un sepulturero. 
    No sabiendo los oficios los haremos con respeto. 
    Para enterrar a los muertos 
    como debemos 
    cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero. 
    Un día todos sabemos 
    hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo 
    la hizo Sancho el escudero 
    y el villano Pedro Crespo. 

    Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo. 
    Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, 
    ligero, siempre ligero. 

        Sensibles a todo viento 
        y bajo todos los cielos, 
        poetas, nunca cantemos 
        la vida de un mismo pueblo 
        ni la flor de un solo huerto. 
        Que sean todos los pueblos 
        y todos los huertos nuestros. 

    • Que venga el poeta. 
      Y me trajisteis aquí para contar las estrellas, 
      para bañarme en el río y para hacer dibujos en la arena. 

      Éste era el contrato. 
      Y ahora me habéis puesto a construir cepos y candados, 
      a cargar un fusil y a escribir en la oficina de un juzgado. 

    • No me contéis más cuentos, 
      que vengo de muy lejos 
      y sé todos los cuentos. 
      No me contéis más cuentos. 
      Contad 
      y recontadme este sueño. 
      Romped, 
      rompedme los espejos. 
      Deshacedme los estanques, 
      los lazos, 
      los anillos, 
      los cercos, 

    • Filosófos, 
      para alumbrarnos, nosotros los poetas 
      quemamos hace tiempo 
      el azúcar de las viejas canciones con un poco de ron. 
      Y aún andamos colgados de la sombra. 
      Oíd, 
      gritan desde la torre sin vanos de la frente: 
      ¿Quién soy yo? 

    • Así es mi vida, 
      piedra, 
      como tú. Como tú, 
      piedra pequeña; 
      como tú, 
      piedra ligera; 
      como tú, 
      canto que ruedas 
      por las calzadas 
      y por las veredas; 
      como tú, 
      guijarro humilde de las carreteras; 
      como tú, 

    • Ahora estoy de regreso, he llegado hace poco, 
      soy nuevo en la ciudad... Y esto quiere decir: 
      Me durmieron con un cuento... 
      y me he despertado con un sueño. 
      Voy a contar mi sueño, narradores de cuentos. 
      Voy a contar mi sueño. 
      Es un sueño sin lazos, 

    • Deshaced ese verso, 
      Quitadle los caireles de la rima, 
      el metro, la cadencia 
      y hasta la idea misma... 
      Aventad las palabras... 
      y si después queda algo todavía, 
      eso 
      será la poesía. 
      ¿Qué 
      importa 
      que la estrella 
      esté remota 

    • Yo no sé muchas cosas, es verdad. 
      Digo tan sólo lo que he visto. 
      Y he visto: 
      que la cuna del hombre la mecen con cuentos, 
      que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, 
      que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,