Segador esforzado, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    Segador esforzado

    Y ahora pregunto aquí: 
    ¿quién es el último que habla, el sepulturero o el Poeta? 
    ¿He aprendido a decir: Belleza, Luz, Amor y Dios 
    para que me tapen la boca cuando muera, 
    con una paletada de tierra? 
    No. He venido y estoy aquí, 
    me iré y volveré mil veces en el Viento 
    para crear mi gloria con mi llanto. 
    ¡Eh, Muerte... escucha! 
    Yo soy el último que hablo: 
    El miedo y la ceguera de los hombre han llenado de viento tu cráneo, 
    han henchido de viento tu cráneo, 
    han henchido de orgullo tus huesos 
    y hasta el trono de un dios te han levantado. 
    Y eres necia y altiva como un dictador totalitario. Tiraste un día una gran línea negra sobre el globo terráqueo; 
    te atrincheraste en los sepulcros y dijiste: 
    “¡Atrás! ¡Atrás, seres humanos!...” 
    Y no eres más que un segador, un esforzado segador... un buen criado. 
    Tu guadaña no es un cetro sino una herramienta de trabajo. 
    En el gran ciclo, en el gran engranaje solar y planetario, 
    tu eres el que corta la espiga, y yo ahora... 
    el grano, el grano de la espiga que cae bajo tu esfuerzo necesario. 
    Necesario... no para tu orgullo 
    sino para ver cómo logramos entre todos un pan dorado y blanco. 
    Desde tu filo iré al molino. 
    En el molino me morderán las piedras de basalto, 
    como dos perros a un mendigo hasta quitarme los harapos. 
    Perderé la piel, la forma y la memoria de todo mi pasado. 
    Desde le molino iré a la artesa. 
    En la artesa me amasarán, sudando, y sin piedad unos robustos brazos. 
    Y un día escribirán en los libros sagrados: 
    El segundo hombre fue de masa cruda como el primero fue de barro. 
    Luego entraré en el horno... en el infierno. 
    Del fuego saldré hecho ya pan blanco y habrá pan para todos. 
    Podréis partir y repartir mi cuerpo en miles y millones de pedazos... 
    podréis hacer entonces con el hombre una hostia blanquísima... 
    el pan ázimo donde el Cristo se albergue. 
    Y otro día dirán en los libros sagrados: 
    El primer hombre fue de barro, el segundo de masa cruda 
    y el tercero de Pan y Luz. 
    Será un sábado cuando se cumplan las grandes Escrituras... 
    Entre tanto, a trabajar con humildad y sin brabatas, Segador Esforzado.

    • Que venga el poeta. 
      Y me trajisteis aquí para contar las estrellas, 
      para bañarme en el río y para hacer dibujos en la arena. 

      Éste era el contrato. 
      Y ahora me habéis puesto a construir cepos y candados, 
      a cargar un fusil y a escribir en la oficina de un juzgado. 

    • No me contéis más cuentos, 
      que vengo de muy lejos 
      y sé todos los cuentos. 
      No me contéis más cuentos. 
      Contad 
      y recontadme este sueño. 
      Romped, 
      rompedme los espejos. 
      Deshacedme los estanques, 
      los lazos, 
      los anillos, 
      los cercos, 

    • Filosófos, 
      para alumbrarnos, nosotros los poetas 
      quemamos hace tiempo 
      el azúcar de las viejas canciones con un poco de ron. 
      Y aún andamos colgados de la sombra. 
      Oíd, 
      gritan desde la torre sin vanos de la frente: 
      ¿Quién soy yo? 

    • Así es mi vida, 
      piedra, 
      como tú. Como tú, 
      piedra pequeña; 
      como tú, 
      piedra ligera; 
      como tú, 
      canto que ruedas 
      por las calzadas 
      y por las veredas; 
      como tú, 
      guijarro humilde de las carreteras; 
      como tú, 

    • Ahora estoy de regreso, he llegado hace poco, 
      soy nuevo en la ciudad... Y esto quiere decir: 
      Me durmieron con un cuento... 
      y me he despertado con un sueño. 
      Voy a contar mi sueño, narradores de cuentos. 
      Voy a contar mi sueño. 
      Es un sueño sin lazos, 

    • Deshaced ese verso, 
      Quitadle los caireles de la rima, 
      el metro, la cadencia 
      y hasta la idea misma... 
      Aventad las palabras... 
      y si después queda algo todavía, 
      eso 
      será la poesía. 
      ¿Qué 
      importa 
      que la estrella 
      esté remota 

    • Yo no sé muchas cosas, es verdad. 
      Digo tan sólo lo que he visto. 
      Y he visto: 
      que la cuna del hombre la mecen con cuentos, 
      que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, 
      que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,