Vencidos, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    Vencidos

    Por la manchega llanura 
    se vuelve a ver la figura 
    de Don Quijote pasar. 

    Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura, 
    y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar, 
    va cargado de amargura, 
    que allá encontró sepultura 
    su amoroso batallar. 
    Va cargado de amargura, 
    que allá «quedó su ventura» 
    en la playa de Barcino, frente al mar. 

    Por la manchega llanura 
    se vuelve a ver la figura 
    de Don Quijote pasar. 
    Va cargado de amargura, 
    va, vencido, el caballero de retorno a su lugar. 

    ¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura, 
    en horas de desaliento así te miro pasar! 
    ¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura 
    y llévame a tu lugar; 
    hazme un sitio en tu montura, 
    caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura 
    que yo también voy cargado 
    de amargura 
    y no puedo batallar! 

    Ponme a la grupa contigo, 
    caballero del honor, 
    ponme a la grupa contigo, 
    y llévame a ser contigo 
    pastor. 

    Por la manchega llanura 
    se vuelve a ver la figura 
    de Don Quijote pasar...

    • Y ahora pregunto aquí: 
      ¿quién es el último que habla, el sepulturero o el Poeta? 
      ¿He aprendido a decir: Belleza, Luz, Amor y Dios 
      para que me tapen la boca cuando muera, 
      con una paletada de tierra? 
      No. He venido y estoy aquí, 

    • No he venido a cantar 
      No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra. 
      No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente 
      para que me canonicen cuando muera. 
      He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar, 
      por el río 

    • Que venga el poeta. 
      Y me trajisteis aquí para contar las estrellas, 
      para bañarme en el río y para hacer dibujos en la arena. 

      Éste era el contrato. 
      Y ahora me habéis puesto a construir cepos y candados, 
      a cargar un fusil y a escribir en la oficina de un juzgado. 

    • No me contéis más cuentos, 
      que vengo de muy lejos 
      y sé todos los cuentos. 
      No me contéis más cuentos. 
      Contad 
      y recontadme este sueño. 
      Romped, 
      rompedme los espejos. 
      Deshacedme los estanques, 
      los lazos, 
      los anillos, 
      los cercos, 

    • Así es mi vida, 
      piedra, 
      como tú. Como tú, 
      piedra pequeña; 
      como tú, 
      piedra ligera; 
      como tú, 
      canto que ruedas 
      por las calzadas 
      y por las veredas; 
      como tú, 
      guijarro humilde de las carreteras; 
      como tú, 

    • Yo no sé muchas cosas, es verdad. 
      Digo tan sólo lo que he visto. 
      Y he visto: 
      que la cuna del hombre la mecen con cuentos, 
      que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, 
      que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, 

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