Derriban gigantes de los bosques para hacer un durmiente, derriban los instintos como flores, deseos como estrellas para hacer sólo un hombre con su estigma de hombre.
Que derriben también imperios de una noche, monarquías de un beso, no significa nada; que derriben los ojos, que derriben las manos como estatuas vacías.
Mas este amor cerrado por ver sólo su forma, su forma entre las brumas escarlata, quiere imponer la vida, como otoño ascendiendo tantas hojas hacia el último cielo, donde estrellas sus labios dan otras estrellas, donde mis ojos, estos ojos, se despiertan en otro.
Lentamente el ahogado recorre sus dominios donde el silencio quita su apariencia a la vida. transparentes llanuras inmóviles le ofrecen árboles sin colores y pájaros callados.
Si el hombre pudiera decir lo que ama, si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo como una nube en la luz; si como muros que se derrumban, para saludar la verdad erguida en medio, pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,