Por detergentes y lavavajillas, por libros ordenados y escobas en el suelo, por los cristales limpios, por la mesa sin papeles, libretas ni bolígrafos, por los sillones sin periódicos, quien se acerque a mi casa puede encontrar un día completamente viernes.
Como yo me lo encuentro cuando salgo a la calle y está la catedral tomada por el mundo de los vivos y en el supermercado junio se hace botella de ginebra, embutidos y postre, abanico de luz en el quiosco de la floristería, ciudad que se desnuda completamente viernes.
Así mi cuerpo que se hace memoria de tu cuerpo y te presiente en la inquietud de todo lo que toca, en el mando a distancia de la música, en el papel de la revista, en el hielo deshecho igual que se deshace una mañana completamente viernes.
Cuando se abre la puerta de la calle, la nevera adivina lo que supo mi cuerpo y sugiere otros títulos para este poema: completamente tú, mañana de regreso, el buen amor, la buena compañía.
Esta ciudad me mira con tus ojos, parpadea, porque ahora después de tanto tiempo veo otra vez el piano que sale de la casa y me llega de forma diferente,
Aquel temblor del muslo y el diminuto encaje rozado por la yema de los dedos, son el mejor recuerdo de unos días conocidos sin prisa, sin hacerse notar, igual que amigos tímidos.
Nunca he tenido dioses y tampoco sentí la despiadada voluntad de los héroes. Durante mucho tiempo estuvo libre la silla de mi juez y no esperé juicio en el que rendir cuentas de mis días.