Rosa única, de Manuel Scorza | Poema

    Poema en español
    Rosa única

    La hierba crece ahora 
    en todos los crepúsculos donde antes sonreías. 

    La hierba o el olvido. Es igual. 
    Entre mi dolor y tu silencio, 
    hay una calle por donde te marchas lentamente. 

    Hay cosas que no digo porque ciertas palabras 
    son como embarcarse en interminables viajes. 
    Para mi amor siempre tendrás veinte años. 
    Mientras yo cante en tus ojos habrá agua limpia. 
    Ya para siempre 
    mi amor te circunda de cristal. 

    Puedes morir mil veces. 
    Inmutable en mi canto estás. 
    Puedo olvidarte. 
    Mas olvidada, resplandecerás. 

    ¿Qué son las luciérnagas 
    sino remotas luces 
    que extintos amadores antaño encendieron? 
    ¿Qué son sino carbones 
    de hogueras que perduran, 
    tras que sus caras y sus bocas se rompieron? 

    Te digo que ni el rocío 
    con tu rostro se atreverá 

    No envejecerá la muchacha 
    que, reclinada en mi sangre, 
    un día miró una rosa hasta volverla eterna. 

    Ahora la Rosa eterna está. 
    Yo la distingo única, 
    perfecta, en los jardines. 
    Por las montañas y collados 
    búscanla gentíos. 
    Sólo mis ojos que tus ojos vieron, 
    la pueden mirar. 

    • Voy a la casa donde no viviremos 
      a mirar los muros que no se levantarán. 

      Paseo las estancias 
      y abro las ventanas 
      para que entre el Tiempo de Ayer envejecido. 

      ¡Si vieras! 
      Entre las buganvillas 
      cansadamente juegan 
      los hijos que jamás tendremos. 

    • América, 
      no puedo escribir tu nombre sin morirme. 
      Aunque aprendí de niño, 
      no me salen derechos los renglones; 
      a cada sílaba tropiezo con cadáveres, 
      detrás de cada letra encuentro un hombre ardiendo, 
      y no puedo ni cerrar la a