La hierba crece ahora en todos los crepúsculos donde antes sonreías.
La hierba o el olvido. Es igual. Entre mi dolor y tu silencio, hay una calle por donde te marchas lentamente.
Hay cosas que no digo porque ciertas palabras son como embarcarse en interminables viajes. Para mi amor siempre tendrás veinte años. Mientras yo cante en tus ojos habrá agua limpia. Ya para siempre mi amor te circunda de cristal.
Puedes morir mil veces. Inmutable en mi canto estás. Puedo olvidarte. Mas olvidada, resplandecerás.
¿Qué son las luciérnagas sino remotas luces que extintos amadores antaño encendieron? ¿Qué son sino carbones de hogueras que perduran, tras que sus caras y sus bocas se rompieron?
Te digo que ni el rocío con tu rostro se atreverá
No envejecerá la muchacha que, reclinada en mi sangre, un día miró una rosa hasta volverla eterna.
Ahora la Rosa eterna está. Yo la distingo única, perfecta, en los jardines. Por las montañas y collados búscanla gentíos. Sólo mis ojos que tus ojos vieron, la pueden mirar.
América, no puedo escribir tu nombre sin morirme. Aunque aprendí de niño, no me salen derechos los renglones; a cada sílaba tropiezo con cadáveres, detrás de cada letra encuentro un hombre ardiendo, y no puedo ni cerrar la a