El ataúd flotante, de María Eugenia Vaz Ferreira | Poema

    Poema en español
    El ataúd flotante

    Mí esperanza, yo sé que tú estás muerta. 
    No tienes de los vivos 
    más que la instable fluctuación perpetua; 
    no sé si un tiempo vigorosa fuiste, 
    ahora, estás muerta. 
    Te han roído quién sabe 
    qué larvas metafísicas que hicieron 
    entre tu dulce carne su cosecha. 
    En vano 
    el mágico abanico de tus alas 
    con irisadas ráfagas me orea 
    soltando al aire turbadoras chispas. 
    Yo sé que tú eres de esas 
    que vuelven redivivas en la noche 
    a decir otra vez su última verba... 
    Ya te he visto venir 
    blanca y piadosa como un santo espíritu 
    sobre el vaivén de las marinas ondas; 
    te he visto en el fulgor de las estrellas, 
    y hasta los bordes de mi quieta planta 
    danzan tus llamas en festivas rondas. 
    Pero si al interior vuelvo los ojos 
    Veo la sombra de tu mancha negra, 
    miro tu nebulosa en el vacío 
    dar poco a poco su visión suspensa; 
    sin el miraje de los fueros fatuos 
    veo la sombra de tu mancha negra. 
    No llores porque sé los ojos míos 
    saben vivir en lontananzas huecas; 
    míralos secos y tranquilos; márchate 
    y el flotante ataúd reposar deja 
    hasta que junto a ti también tendida 
    nos abracemos como hermanas buenas 
    y otra vez enlazadas nos durmamos 
    en el sepulcro vivo de la tierra. 

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