Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío: claridad absoluta, transparencia redonda. Limpidez cuya extraña, como el fondo del río, con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..
El último y el primero: rincón para el sol más grande, sepultura de esta vida donde tus ojos no caben. Allí quisiera tenderme para desenamorarme. Por el olivo lo quiero, lo percibo por la calle, se sume por los rincones
De sangre en sangre vengo, como el mar de ola en ola, de color de amapola el alma tengo, de amapola sin suerte es mi destino, y llego de amapola en amapola a dar en la cornada de mi sino.
Un albañil quería... No le faltaba aliento. Un albañil quería, piedra tras piedra, muro tras muro, levantar una imagen al viento desencadenador en el futuro.
Desde que el alba quiso ser alba, toda eres madre. Quiso la luna profundamente llena. En tu dolor lunar he visto dos mujeres, y un removido abismo bajo una luz serena. . ¡Qué olor a madreselva desgarrada y hendida!