Desnudo entero, de Miguel Labordeta | Poema

    Poema en español
    Desnudo entero

       I 


    Señor 
    heme aquí despoblado surgiendo entre los pájaros. 
    Ya ha sonado la hora en las quietas aguas de mi centro 
    mas yo permanezco abierto a la espesa influencia 
    de los antiguos soles que manaron los muertos. 
    Sí. Decidme: ¿para qué nacimos? 
    ¿para qué se hicieron montañas en la luna 
    y el martirio innoble de los buzos? 
    La más vieja pregunta asesina mis dedos doloridos 
    de Palpar en la sombría búsqueda de las parturientas. 
    El asco de la rata disfrazada en hálito blanquísimo 
    la copa de mis sienes resecas en deshechos corceles 
    Sorbiendo gota a gota amarga sangre negra 
    y hueca mariposa disecada 
    irrumpen en mi boca por alarido hondo 
    de abisales tristezas. 
    Sé que mi soledad y mi grito 
    van más lejos que la selva y la órbita. 
    Sé que es un misterio el nacimiento del hombre 
    las anchas noches de estío 
    y el diálogo que tú y yo sostenemos 
    sobre la nada de los peatones. 
    Un misterio también la marcha del escarabajo 
    buscando sus mañanas de yeso 
    y el idilio tembloroso de abismo 
    de las galaxias enamoradas 
    con los peces sumidos en la lluvia. 
    ¡Sabiduría inútil de flotantes columnas 
    sin mediodía entero...! 



       II 


    Esta flor tan hermosa que vibra al viento 
    su dulce ritmo dormido 
    nació para morir y alimentar así los labios desnudos del otoño. 
    Las gacelas se rinden temblorosas 
    al poderío ciego de sus machos 

    mientras las niñas sonríen dulcemente 
    a feroces telúricos nutridos 
    en las cuevas arcillosas de los muslos 
    en mi muñeca tibia se aloja el tiempo palpitando 
    milésimas cara a la eternidad. 
    El anciano astral hila indiferentes máscaras 
    de besos húmedos arañas ríos dulces con sol 
    galope de vibrantes sonrisas y estanques abandonados 
    bajo la rota sumersión de las estatuas. 
    Decidme: ¿existe un puñal certero 
    que hunda las gargantas de devorado mar 
    en resumidas olas amantes de la nube? 
    ¿existe la raíz que nos oriente 
    en conmovidas cifras sin sentido ni olvido? 
    En mi costado suenan triunfales caracolas 
    las piquetas mezclando; árboles ardientes paralepípedos 
    y ciertas ánforas de tierra que labios consumidos desterraron. 
    Señor 
    así pues no me busques más. 
    Me voy solo y sin nadie. 
    Agotado de luz. Tranquilo. Desesperado. 
    Ciego insumiso fijamente perplejo. 
    Una onda de rutas busco 
    que reflejen el secreto sueño de la estrella 
    en el ávido esqueleto de mis labios.