Destino, de Miguel Labordeta | Poema

    Poema en español
    Destino

    Lo sabéis amigos 
    no volveremos más. 
    La virtud de la lluvia 
    se aniquila en los soles 
    y el viento entre las flores 
    se sumerge en la sangre de los toros. 
    Sólo los viejos vagabundos al morir 
    pueden saber quizá 
    el secreto de la hora derramada 
    y el porqué de la mujer húmeda en estío. 
    Pero nosotros no. No podemos volver. 
    Es imposible calavera mariposa 
    el tiempo entre la niebla seducido. 
    Somos nosotros mismos 
    el ritmo pereciente 
    y nuestro gesto 
    la invisible caracola de la muerte 
    primavera pura aniquilada 
    en incesantes mundos destruidos. 
    Nada más. Tan sólo eso. 
    Un levantar baldío de los brazos 
    para recoger el mar que se nos huye 
    pletórico de ahogados y de olvidos. 
    Un lamento también 
    y un querer crear agujeros 
    en el agua mansa de los recién nacidos. 
    Mientras os alejáis 
    cantando juventudes 
    yo permanezco aquí 
    mudo y atónito 
    como un muerto inmortal 
    soñando vida inmensa 
    y una antigua e inconcebible libertad. 
    No volveremos más. 
    Es cierto amigos. 
    Atardece. 
    La estatua el árbol la hormiga 
    y esta pena mía tan hermosa 
    se confunden en la mente ignorada de las manos. 
    35 segundos han pasado en mi reloj de pulsera.