Cansancio, de Oliverio Girondo | Poema

    Poema en español
    Cansancio

    Y de los replanteos 
    y recontradicciones 
    y reconsentimientos sin o con sentimiento cansado 
    y de los repropósitos 
    y de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezables 
    y del revés y del derecho 
    y de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y remembranzas y remembranas de pegajosísimos labios 
    y de lo insípido y lo sípido de lo remucho y lo repoco y lo remenos 
    recansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes de lo remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductos 
    repletamente cansado de tanto retanteo y remasaje 
    y treta terca en tetas 
    y recomienzo erecto 
    y reconcubitedio 
    y reconcubicórneo sin remedio 
    y tara vana en ansia de alta resonancia 
    y rato apenas nato ya árido tardo graso dromedario 
    y poro loco 
    y parco espasmo enano 
    y monstruo torvo sorbo del malogro y de lo pornodrástico 
    cansado hasta el estrabismo mismo de los huesos 
    de tanto error errante 
    y queja quena 
    y desatino tísico 
    y ufano urbano bípedo hidefalo 
    escombro caminante 
    por vicio y sino y tipo y líbido y oficio 
    recansadísimo 
    de tanta tanta estanca remetáfora de la náusea 
    y de la revirgísima inocencia 
    y de los instintitos perversitos 
    y de las ideítas reputitas 
    y de las ideonas reputonas 
    y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias 
    desde qué mares padres 
    y lunares mareas de resonancias huecas 
    y madres playas cálidas de hastío de alas calmas 
    sempiternísimamente archicansado 
    en todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo o sensitivo tibio 
    remeditativo o remetafísico y reartístico típico 
    y de los intimísimos remimos y recaricias de la lengua 
    y de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulas 
    y sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabras 
    simplemente cansado del cansancio 
    del harto tenso extenso entrenamiento al engusanamiento 
    y al silencio 

    • Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana. Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón. 

    • Lo palpable lo mórbido 
      el conco fondo ardido los tanturbios 
      las tensas sondas hondas los reflujos las ondas de la carne 
      y sus pistilos núbiles contráctiles 
      y sus anexos nidos 
      los languiformes férvidos subsobornos innúmeros del tacto 
      su mosto azul desnudo 

    • Este campo fue mar 
      de sal y espuma. 
      Hoy oleaje de ovejas, 
      voz de avena. 

      Más que tierra eres cielo, 
      campo nuestro. 
      Puro cielo sereno... 
      Puro cielo. 

      ¿De tu origen marino no conservas 
      más caracol que el nido del hornero? 

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