Ejecutoria del miasma, de Oliverio Girondo | Poema

    Poema en español
    Ejecutoria del miasma

    Este clima de asfixia que impregna los pulmones 
    de una anhelante angustia de pez recién pescado. 
    Este hedor adhesivo y errabundo, 
    que intoxica la vida 
    y nos hunde en viscosas pesadillas de lodo. 
    Este miasma corrupto, 
    que insufla en nuestros poros 
    apetencias de pulpo, 
    deseos de vinchuca, 
    no surge, 
    ni ha surgido 
    de estos conglomerados de sucia hemoglobina, 
    cal viva, 
    soda cáustica, 
    hidrógeno, 
    pis úrico, 
    que infectan los colchones, 
    los techos, 
    las veredas, 
    con sus almas cariadas, 
    con sus gestos leprosos. 

    Este olor homicida, 
    rastrero, 
    ineludible, 
    brota de otras raíces, 
    arranca de otras fuentes. 

    A través de años muertos, 
    de atardeceres rancios, 
    de sepulcros gaseosos, 
    de cauces subterráneos, 
    se ha ido aglutinando con los jugos pestíferos, 
    los detritus hediondos, 
    las corrosivas vísceras, 
    las esquirlas podridas que dejaron el crimen, 
    la idiotez purulenta, 
    la iniquidad sin sexo, 
    el gangrenoso engaño; 
    hasta surgir al aire, 
    expandirse en el viento 
    y tornarse corpóreo; 
    para abrir las ventanas, 
    penetrar en los cuartos, 
    tomarnos del cogote, 
    empujarnos al asco, 
    mientras grita su inquina, 
    su aversión, 
    su desprecio, 
    por todo lo que allana la acritud de las horas, 
    por todo lo que alivia la angustia de los días.

    • Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana. Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón. 

    • Lo palpable lo mórbido 
      el conco fondo ardido los tanturbios 
      las tensas sondas hondas los reflujos las ondas de la carne 
      y sus pistilos núbiles contráctiles 
      y sus anexos nidos 
      los languiformes férvidos subsobornos innúmeros del tacto 
      su mosto azul desnudo 

    • Este campo fue mar 
      de sal y espuma. 
      Hoy oleaje de ovejas, 
      voz de avena. 

      Más que tierra eres cielo, 
      campo nuestro. 
      Puro cielo sereno... 
      Puro cielo. 

      ¿De tu origen marino no conservas 
      más caracol que el nido del hornero? 

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