Poema 11. Si hubiera sospechado lo que se oye, de Oliverio Girondo | Poema

    Poema en español
    Poema 11. Si hubiera sospechado lo que se oye

    Si hubiera sospechado lo que se oye después de muerto, no me suicido. 

    Apenas se desvanece la musiquita que nos echó a perder los últimos momentos y cerramos los ojos para dormir la eternidad, empiezan las discusiones y las escenas de familia. 

    ¡Qué desconocimiento de las formas! ¡Qué carencia absoluta de compostura! ¡Qué ignorancia de lo que es bien morir! 

    Ni un conventillo de calabreses malcasados, en plena catástrofe conyugal, daría una noción aproximada de las bataholas que se producen a cada instante. 

    Mientras algún vecino patalea dentro de su cajón, los de al lado se insultan como carreros, y al mismo tiempo que resuena un estruendo a mudanza, se oyen las carcajadas de los que habitan en la tumba de enfrente. 

    Cualquier cadáver se considera con el derecho de manifestar a gritos los deseos que había logrado reprimir durante toda su existencia de ciudadano, y no contento con enterarnos de sus mezquindades, de sus infamias, a los cinco minutos de hallarnos instalados en nuestro nicho, nos interioriza de lo que opinan sobre nosotros todos los habitantes del cementerio. 

    De nada sirve que nos tapemos las orejas. Los comentarios, las risitas irónicas, los cascotes que caen de no se sabe dónde, nos atormentan en tal forma los minutos del día y del insomnio, que nos dan ganas de suicidarnos nuevamente. 

    Aunque parezca mentira —esas humillaciones— ese continuo estruendo resulta mil veces preferible a los momentos de calma y de silencio. 

    Por lo común, éstos sobrevienen con una brusquedad de síncope. De pronto, sin el menor indicio, caemos en el vacío. Imposible asirse a alguna cosa, encontrar una asperosidad a que aferrarse. La caída no tiene término. El silencio hace sonar su diapasón. La atmósfera se rarifica cada vez más, y el menor ruidito: una uña, un cartílago que se cae, la falange de un dedo que se desprende, retumba, se amplifica, choca y rebota en los obstáculos que encuentra, se amalgama con todos los ecos que persisten; y cuando parece que ya se va a extinguir, y cerramos los ojos despacito para que no se oiga ni el roce de nuestros párpados, resuena un nuevo ruido que nos espanta el sueño para siempre. 

    ¡Ah, si yo hubiera sabido que la muerte es un país donde no se puede vivir!

    • Es una intensísima corriente 
      un relámpago ser de lecho 
      una dona mórbida ola 
      un reflujo zumbo de anestesia 
      una rompiente ente florescente 
      una voraz contráctil prensil corola entreabierta 
      y su rocío afrodisíaco 
      y su carnalesencia 
      natal 

    • Cobayo 
      lívido engendro digo de puna 
      que enquena el aire 
      y en uniqueja isola su yo cotudo de ámbito telúrico 
      Yo cobayo de altura 



          * 



      Poco coco del todo 
      sino inórbito asombro 
      acodado al reborde de su caries de nada 

    • Sobre las mesas, 
      botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso, 
      baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes». 
      El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso, 
      contradice el pelo rojo de la alfombra, 

    • A D. Eugenio d‘Ors 
       
      Los frescos pintados en la pared 
      transforman el “Salón Reservado” 
      en una “Plaza de Toros”, donde el suelo 
      tiene la consistencia y el color de la “arena”: 
      gracias a que todas las noches 
      se riega la tierra con jerez. 

    • Más zafio tranco diario 
      llagánima 
      masturbio 
      sino orate 
      más seca sed de móviles carnívoros 
      y mago rapto enlabio de alba albatros 
      más sacra carne carmen de hipermelosas púberes vibrátiles de sexotumba góndola 

    • Este clima de asfixia que impregna los pulmones 
      de una anhelante angustia de pez recién pescado. 
      Este hedor adhesivo y errabundo, 
      que intoxica la vida 
      y nos hunde en viscosas pesadillas de lodo. 
      Este miasma corrupto, 
      que insufla en nuestros poros 

    banner cuadrado de Audible
    banner horizontal de Audible