Poema 7. ¡Todo era amor... amor!, de Oliverio Girondo | Poema

    Poema en español
    Poema 7. ¡Todo era amor... amor!

    ¡Todo era amor... amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor. 

    Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre. 

    Amor de cartón piedra, amor con leche... lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas. 

    Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas... 

    Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso... 

    Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas. 

    Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y de ensalada. 

    Amor impostergable y amor impuesto. Amor, incandescente —y amor incauto. 

    Amor indeformable. Amor desnudo. Amor-amor que es, simplemente, amor. 

    Amor y amor... ¡y nada más que amor!

    • Es una intensísima corriente 
      un relámpago ser de lecho 
      una dona mórbida ola 
      un reflujo zumbo de anestesia 
      una rompiente ente florescente 
      una voraz contráctil prensil corola entreabierta 
      y su rocío afrodisíaco 
      y su carnalesencia 
      natal 

    • Cobayo 
      lívido engendro digo de puna 
      que enquena el aire 
      y en uniqueja isola su yo cotudo de ámbito telúrico 
      Yo cobayo de altura 



          * 



      Poco coco del todo 
      sino inórbito asombro 
      acodado al reborde de su caries de nada 

    • Sobre las mesas, 
      botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso, 
      baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes». 
      El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso, 
      contradice el pelo rojo de la alfombra, 

    • Más zafio tranco diario 
      llagánima 
      masturbio 
      sino orate 
      más seca sed de móviles carnívoros 
      y mago rapto enlabio de alba albatros 
      más sacra carne carmen de hipermelosas púberes vibrátiles de sexotumba góndola 

    • A D. Eugenio d‘Ors 
       
      Los frescos pintados en la pared 
      transforman el “Salón Reservado” 
      en una “Plaza de Toros”, donde el suelo 
      tiene la consistencia y el color de la “arena”: 
      gracias a que todas las noches 
      se riega la tierra con jerez. 

    • Este clima de asfixia que impregna los pulmones 
      de una anhelante angustia de pez recién pescado. 
      Este hedor adhesivo y errabundo, 
      que intoxica la vida 
      y nos hunde en viscosas pesadillas de lodo. 
      Este miasma corrupto, 
      que insufla en nuestros poros 

    banner cuadrado de Audible
    banner horizontal de Audible