Rebelión de los vocablos, de Oliverio Girondo | Poema

    Poema en español
    Rebelión de los vocablos

    De pronto, sin motivo: 
    graznido, palaciego, 
    cejijunto, microbio, 
    padrenuestro, dicterio; 
    seguidos de: incoloro, 
    bisiesto, tegumento, 
    ecuestre, Marco Polo, 
    patizambo, complejo; 
    en pos de: somormujo, 
    padrillo, reincidente, 
    herbívoro, profuso, 
    ambidiestro, relieve; 
    rodeados de: Afrodita, 
    núbil, huevo, ocarina, 
    incruento, rechupete, 
    diametral, pelo fuente; 
    en medio de: pañales, 
    Flavio Lacio, penates, 
    toronjil, nigromante, 
    semibreve, sevicia; 
    entre: cuervo, cornisa, 
    imberbe, garabato, 
    parásito, almenado, 
    tarambana, equilátero; 
    en torno de: nefando, 
    hierofante, guayabo, 
    esperpento, cofrade, 
    espiral, mendicante; 
    mientras llegan: incólume, 
    falaz, ritmo, pegote, 
    cliptodonte, resabio, 
    fuego fatuo, archivado; 
    y se acercan: macabra, 
    cornamusa, heresiarca, 
    sabandija, señuelo, 
    artilugio, epiceno; 
    en el mismo momento 
    que castálico, envase, 
    llama sexo, estertóreo, 
    zodiacal, disparate; 
    junto a sierpe... ¡no quiero! 
    Me resisto. Me niego. 
    Los que sigan viniendo 
    han de quedarse adentro.

    • Es una intensísima corriente 
      un relámpago ser de lecho 
      una dona mórbida ola 
      un reflujo zumbo de anestesia 
      una rompiente ente florescente 
      una voraz contráctil prensil corola entreabierta 
      y su rocío afrodisíaco 
      y su carnalesencia 
      natal 

    • Cobayo 
      lívido engendro digo de puna 
      que enquena el aire 
      y en uniqueja isola su yo cotudo de ámbito telúrico 
      Yo cobayo de altura 



          * 



      Poco coco del todo 
      sino inórbito asombro 
      acodado al reborde de su caries de nada 

    • Sobre las mesas, 
      botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso, 
      baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes». 
      El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso, 
      contradice el pelo rojo de la alfombra, 

    • A D. Eugenio d‘Ors 
       
      Los frescos pintados en la pared 
      transforman el “Salón Reservado” 
      en una “Plaza de Toros”, donde el suelo 
      tiene la consistencia y el color de la “arena”: 
      gracias a que todas las noches 
      se riega la tierra con jerez. 

    • Más zafio tranco diario 
      llagánima 
      masturbio 
      sino orate 
      más seca sed de móviles carnívoros 
      y mago rapto enlabio de alba albatros 
      más sacra carne carmen de hipermelosas púberes vibrátiles de sexotumba góndola 

    • Este clima de asfixia que impregna los pulmones 
      de una anhelante angustia de pez recién pescado. 
      Este hedor adhesivo y errabundo, 
      que intoxica la vida 
      y nos hunde en viscosas pesadillas de lodo. 
      Este miasma corrupto, 
      que insufla en nuestros poros 

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