Ofensiva del recuerdo, de Otto René Castillo | Poema

    Poema en español
    Ofensiva del recuerdo

    A Carmela 
     
    Amor, entonces el otoño 
    estaba en la punta de mis dedos. 
    Y fueron los climas de tu mano 
    recogiendo las hojas 
    hasta reconstruir el árbol 
    de mi vida. 
    Eras entonces un río azul, amor, 
    desembocando en mis semillas; 
    una mirada limpia 
    sobre la piel 
    que me contiene 
    y un puñado de besos 
    llevándome al calor 
    que aún necesitaba. 
    Entonces me sentí seguro 
    de ser más importante que la muerte, 
    que la soledad, 
    que la angustia, 
    que la opresión 
    y que todos los vértigos 
    en donde se encuentra el hombre 
    postergado como una cosa inútil. 

    Ahora sé, amor, 
    que siempre anduve asegurado 
    y que cuando el otoño 
    amenazaba destruirme 
    bastaba un gesto tuyo 
    para brotar 
    musicales 
    los frutos que mi canto 
    repartía con tus manos, 
    a todos los pájaros 
    que sueña la montaña... 

    Ahora sé, 
        que siempre adivinaría tu amor 
    hacia los niños que se nievan 
    aproximándose al otoño. Ahora sé, amor, 
    que siempre había caído mi frente 
    con la redonda frente del rocío. 

    Ahora sé, 
        que siempre hubiéramos navegado 
    con los ríos, bajo los puentes 
    que nunca se duelen de ser puentes, 
    a pesar del musgo y del invierno. 

    Hace cuatro años ya 
    que mis hojas 
    caen sobre tu pecho 
    y hace cuatro años ya 
    que son devueltas a mis ramas 
    con el sencillo ademán 
    del que se siente enamorado. 

    Aquel otoño, amor, 
    mi sueño vegetal 
    creció junto a tus manos 
    desde la base misma de tu risa, 
    y cada fruto de mi canto 
    tuvo el aroma de tu nombre 
    y la redonda ternura de tus labios. 
    Amor, ahora atiendo la sabiduría 
    que tus ríos enseñan a mis manos...