Poesía, de Pedro Calderón de la Barca - Ediciones Cátedra

Pedro Calderón de la Barca es uno de los mejores poetas que ha dado la lengua castellana, como se puede apreciar en esta, la primera edición crítica de su poesía no dramática completa, acompañada de sus sonetos. Estos poemas muestran la inigualable maestría técnica de Calderón, así como su evolución estilística y la gran variedad de temas que tocó. Su obra incluye escultóricos poemas doctrinales como 'Psalle et Sile' y meditaciones ascéticas como 'Agora, señor, ágora', así como sentidas elegías y brillantes poemas cortesanos. Además, estos textos ponen de relieve un lado menos conocido de Calderón: su capacidad para la burla y la improvisación, que demuestra en poemas como el autorretrato burlesco 'Curiosísima señora' o el divertido 'Cantariloquio', en los que no rehúye la broma escatológica o el disparate.
Tapa blanda
180 x 110 mm
560 páginas
8437638003
9788437638003
Pedro Calderón de la Barca

Pedro Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600 en Madrid. De familia de hidalgos, su padre era secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. Comenzó su formación en 1605 en Valladolid, donde la familia se había trasladado al encontrarse allí la Corte. En 1608 su padre decidió que ingresara en el Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid, donde estuvo hasta 1613. Continuó estudios en la Universidad de Alcalá de Henares y más tarde pasó a la Universidad de Salamanca. Sin embargo, no se ordenó religioso, tal y como había deseado su padre. En cambio, se decantó por la vida militar y tomó parte en varias campañas militares al servicio del duque del Infantado en Flandes y en el norte de Italia durante 1623 y 1625. Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder, se estrenó en Madrid en 1623 con motivo de la visita del príncipe de Gales. A su regreso de la guerra continuó escribiendo y representando dramas en la capital del reino. Lo cierto es que durante sus años mozos estuvo envuelto en varias pendencias y en broncas a causa del juego, como la violación de la clausura del Convento de las Trinitarias de Madrid en el que irrumpió persiguiendo a un rival, hecho que le ganó la enemistad de otro grande como Lope de Vega, cuya hija moraba entre aquellos muros. El éxito de sus comedias le granjeó el favor del monarca Felipe IV, quien le encargó numerosas obras para los teatros de la Corte, como El mayor encanto, amor, que inauguró el Coliseo del Palacio del Buen Retiro en 1635. Fueron años de gran prestigio, con obras como La dama duende y El príncipe constante (1629), Casa con dos puertas mala es de guardar (1632), El médico de su honra (1635), La vida es sueño (1636), No hay burlas con el amor y El mágico prodigioso (1637) o El alcalde de Zalamea (1640). En 1651 se ordenó sacerdote y dos años después obtuvo la capellanía de la catedral de Toledo. Continuó escribiendo dramas y comedias, pero las obras sacramentales ocuparon un lugar preponderante en su producción desde entonces, como es el caso de El gran teatro del mundo (1655). El rey le impuso el hábito de Santiago y le nombró su capellán personal. Tuvo una larga vida que se apagó el 25 de mayo de 1681 en la ciudad que lo vio nacer.

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