Poesía, de Pedro Calderón de la Barca - Editorial Renacimiento

Pedro Calderón de la Barca es, sin duda, el buque insignia del teatro escrito en español, pero sus piezas dramáticas están, también, acribilladas de auténtica poesía, una de las más altas de su tiempo. Esta es la primera vez que se ofrece la posibilidad de viajar cómodamente por esa altísima poesía, pues no existe en el mercado ninguna antología de Calderón como poeta. La selección que propone este volumen aspira a que el lector entre en contacto con el fabuloso mundo poético calderoniano, dotado de una gran intensidad lírica y de una originalidad fuera de lo común. Más allá del espíritu contrarreformista y del omnipresente motivo del honor, don Pedro es un poeta fresco, vivaz, cristalino, moderno, tan íntimo como el Shakespeare de los Sonnets y tan chispeante en su utillaje metafórico como el Góngora de los mejores momentos. Un poeta que asiste a la fiesta del amor con un temblor de vida que nos redime y una alegría que nos salva, y un poeta que, al mismo tiempo, es capaz de transmitirnos como nadie el vacío de esa fiesta y de todas las fiestas humanas, la horripilante vanitas que ilustra lo que de verdad somos. Ante esta realidad, ha sido un poeta, Luis Alberto de Cuenca, autor de La caja de plata (Renacimiento, 1985) y Premio Nacional de Poesía en 2015, quien ha rescatado al Calderón poeta del olvido para confeccionar esta antología, única en su género y lista para seducir, por su modernidad ucrónica, a los lectores del siglo XXI.
Tapa blanda
210 x 150 mm
296 páginas
8484729850
9788484729853
Pedro Calderón de la Barca

Pedro Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600 en Madrid. De familia de hidalgos, su padre era secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. Comenzó su formación en 1605 en Valladolid, donde la familia se había trasladado al encontrarse allí la Corte. En 1608 su padre decidió que ingresara en el Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid, donde estuvo hasta 1613. Continuó estudios en la Universidad de Alcalá de Henares y más tarde pasó a la Universidad de Salamanca. Sin embargo, no se ordenó religioso, tal y como había deseado su padre. En cambio, se decantó por la vida militar y tomó parte en varias campañas militares al servicio del duque del Infantado en Flandes y en el norte de Italia durante 1623 y 1625. Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder, se estrenó en Madrid en 1623 con motivo de la visita del príncipe de Gales. A su regreso de la guerra continuó escribiendo y representando dramas en la capital del reino. Lo cierto es que durante sus años mozos estuvo envuelto en varias pendencias y en broncas a causa del juego, como la violación de la clausura del Convento de las Trinitarias de Madrid en el que irrumpió persiguiendo a un rival, hecho que le ganó la enemistad de otro grande como Lope de Vega, cuya hija moraba entre aquellos muros. El éxito de sus comedias le granjeó el favor del monarca Felipe IV, quien le encargó numerosas obras para los teatros de la Corte, como El mayor encanto, amor, que inauguró el Coliseo del Palacio del Buen Retiro en 1635. Fueron años de gran prestigio, con obras como La dama duende y El príncipe constante (1629), Casa con dos puertas mala es de guardar (1632), El médico de su honra (1635), La vida es sueño (1636), No hay burlas con el amor y El mágico prodigioso (1637) o El alcalde de Zalamea (1640). En 1651 se ordenó sacerdote y dos años después obtuvo la capellanía de la catedral de Toledo. Continuó escribiendo dramas y comedias, pero las obras sacramentales ocuparon un lugar preponderante en su producción desde entonces, como es el caso de El gran teatro del mundo (1655). El rey le impuso el hábito de Santiago y le nombró su capellán personal. Tuvo una larga vida que se apagó el 25 de mayo de 1681 en la ciudad que lo vio nacer.

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