Canción del silencio de Castilla, de Ramón de Garcíasol | Poema

    Poema en español
    Canción del silencio de Castilla

    A cortar silencio, esposa. 
    Está Castilla crecida 
    de silencio y sonorosa 
    paz, oreo por la herida 

    melancólica. Qué olores 
    tiene el campo que amanece. 
    Alamillos reidores 
    con el viento que les mece 

    están cribando en sus hojas 
    sol y sombra por el suelo. 
    Coge silencio sin duelo, 
    que se viertan las congojas. 

    Huele el campo que alimenta 
    de serenidad, y canta 
    un sabor en la garganta 
    que va de romero a menta. 

    Disuelve el terrón reseco, 
    silencio, y dale a la tierra 
    arada. Rellena el hueco 
    de sombra con luz de sierra, 

    y ponme a cantar a coro 
    con el color de la jara, 
    con el arbolillo de oro 
    -cuatro hojicas en la vara-, 

    con el arroyo serrano 
    y el pájaro que gotea 
    uvas de armonía. Sea 
    grano de trigo en verano 

    y buche de agua marcera, 
    y carmín en el poniente, 
    sagrada sombra de higuera 
    y diamante en el relente. 

    Fúndeme a tu ritmo eterno, 
    silencio del campo mío. 
    El pensamiento hace invierno 
    y metafísico frío. 

    Corta la invisible rosa. 
    Está crecida Castilla 
    de silencio para trilla 
    de corazones, esposa.