Mis sentidos tornan a ser infantiles, tiene el mundo una gracia matinal, mis sentidos como gayos tamboriles cantan en la entraña del azul cristal con rítmicos saltos plenos de alegría, cabalga en el humo de mi pipa Puk, su risa en la entraña del azul del día mueve el ritmo órfico amado de Gluk. Alumbran mi copta conciencia, hipostática las míticas luces de un indo avatar, que muda mi vieja sonrisa socrática en la risa joven del Numen Solar. Divino penacho de la frente triste, en mi pipa el humo da su grito azul, mi sangre gozosa claridad asiste si quemo la Verde Yerba de Estambul. Voluta, de humo, vágula cimera, tú eres en mi frente la última ilusión de aquella celeste azul Primavera que movió la rosa de mi corazón. Niña Primavera, dueña de los linos celestes. Princesa Corazón de Abril, peregrina siempre sobre mis caminos mundanos. Tú eres mi «spirto gentil». ¡Y jamás le nieguen tus cabellos de oro, jarcias a mi barca, toda de cristal: la barca fragante que guarda un tesoro de aromas y gemas y un cuento oriental! El ritmo del orbe en un ritmo asumo, cuando por ti quemo la Pipa de Kif, y llegas mecida en la onda del humo azul, que te evoca como un «leit-motif». Tu luz es la esencia del canto que invoca la Aurora vestida de rosado tul, el divino canto que no tiene boca y el amor provoca con su voz azul. ¡Encendida rosa! ¡Encendido toro! ¡Encendidos números que rimó Platón! ¡Encendidas normas por donde va el coro el mundo: Está el mundo en mi corazón! Si tú me abandonas, gracia del hachic, me embozo en la capa y apago la luz. ya puede tentarme la Reina del Chic. no dejo la capa y le hago la †.
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo, el garrote alzando están, canta en el campo un cuclillo, y las estrellas se van al compás del estribillo con que repica el martillo: ¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! El patíbulo destaca trágico, nocturno y gris,