¡Todo hacia la muerte avanza de concierto, toda la vida es mudanza hasta ser muerto! ¡Quién vio por tierra rodado el almenar y tan alto levantado el muladar! ¡Mi existir se cambia y muda todo entero, como árbol que se desnuda en el enero! ¡Fueron mis goces auroras de alegrías, más fugaces que las horas de los días! ¡Y más que la lanzadera en el telar, y la alondra, tan ligera en el volar! ¡AIma, en tu recinto acoge al dolor, como la espiga en la troje el labrador! ¡Levántate, corazón, que estás muerto! ¡Esqueleto de león en el desierto! ¡Pide a la muerte posada, peregrino, como espiga que granada va al molino! ¡La vida!... Polvo en el viento volador. ¡Solo no muda el cimiento del dolor!
¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo, el garrote alzando están, canta en el campo un cuclillo, y las estrellas se van al compás del estribillo con que repica el martillo: ¡Tan! ¡Tan! ¡Tan! El patíbulo destaca trágico, nocturno y gris,