Hay ventanas que pueden habitarse, de Rosana Acquaroni | Poema

    Poema en español
    Hay ventanas que pueden habitarse

    Hay ventanas que pueden habitarse 
    como se habita una ciudad, durante años. 
    Hay escenas que encienden una vida 
    y vidas 
    que encienden una muerte mientras duran. 

    Tan sólo fue un instante. 
    Después 
    aquella imagen fue quedándose atrás 
    y tuve la certeza 
    de que ella misma había consentido en su muerte. 

    El sacrificio es siempre una forma de venganza. 
    En la noche anterior 
    él le había prometido llevarla a ver el mar. 

    La ventanilla de un tren 
    puede llegar a contener el mundo en un instante. 

    Después de golpearla 
    ella cayó de rodillas ante él, 
    mientras él la miraba 
    y su mano homicida se abría sin querer 
    y la piedra sangraba, 
    se dejaba caer, 
    se despeñaba talud abajo. 

    Me pregunto cómo se conocieron. 
    En dónde enamoraron. 
    Si ella sabía coser. 
    Si habría criaturas esperándola. 

    No pude decir nada. 
    Asistir al fragmento de la vida de otros. 
    Sentir la medianía de un cuerpo malogrado. 
    Ver cómo me alejaba 
    y mi ojos sin tiempo 
    querían estirarse, detenerse, 
    comprender. 

    El tren seguía su curso. 

    (Un hombre solo que planea una muerte en campo abierto. 
    Alguien que casualmente miraba en ese instante por la ventanilla de un tren 
    y lo contempla. Eso es todo.)