La misma incertidumbre con la que un día preciso que ya fuiste acordando sin saberlo, comienza a desprenderse la leve gasa que ocultara la trama de tu herida, una herida reciente que late sin hablar y está tan dentro que tu vida depende de mantenerla viva.
Con la misma soltura con la que cada órgano se acomoda para el parto y se abre un trecho de luz en mitad de tu cuerpo, una tarde descubres que no puedes contar tus cicatrices pues sus bordes te unen a fragmentos de otros, a vidas paralelas, a bálsamos de humo. Y es entonces que esa herida se cumple y es más cierta que el mundo, nos regresa al origen, sus lámparas de arena, la palabra en el vientre, cuando todos vivíamos recíprocos y juntos cuidando las heridas.
Aprendo a concederme la hermosura del aire entre lo humano. Las páginas oscuras del secreto rosal adelantan los labios. Entiende amor, que llamarán a tu puerta de muy lejos,
Hay ventanas que pueden habitarse como se habita una ciudad, durante años. Hay escenas que encienden una vida y vidas que encienden una muerte mientras duran.
La misma incertidumbre con la que un día preciso que ya fuiste acordando sin saberlo, comienza a desprenderse la leve gasa que ocultara la trama de tu herida, una herida reciente que late sin hablar y está tan dentro